Manifiesto humanización
La vida nos asombra y nos impresiona a la vez.
La vida nos rebela y nos adormece a la vez.
Las mujeres y los hombres, cada día, le dan forma y la desfiguran a la vez.
La vida es lo que hacemos y sin embargo escapa de nosotros.
¡Hay urgencia!
Hoy como nunca, la ciencia, el genio humano han producido tantas maravillas.
Hoy como nunca, la ciencia y el genio humano han producido tantas miserias, violencias, peligros, riesgos incomprobables.
Todas y todos, nos sentimos los dueños del mundo y al mismo tiempo las víctimas de su irremediable marcha incontrolada.
Hoy, nuestra sociedad dispone de medios de comunicación como jamás los humanos han conocido. De forma extraña sin embargo, nos hablamos poco, cada uno trata de arreglársela con su vida.
La realidad es lo que es, pero es utópico creer que podrá cambiar.
Sin embargo, no hay fatalidad.
No hemos nacido para sufrir esta marcha desenfrenada siempre hacia más riquezas injustamente repartidas.
No estamos allí para sufrir el ritmo de una economía de «siempre más”.
No somos unas mujeres y hombres venidos sobre la tierra para destruir las relaciones humanas que nos hacen vivir.
No estamos aquí los humanos para explotar y maltratar nuestra madre tierra y cuanto la habita.
No hemos venido para hacer la felicidad de algunos al precio del desamparo de un número más grande.
Con Jesús, creemos que otro mundo es posible
Jesús, el Viviente, el que pasó haciendo el bien en la Palestina del siglo primero. Aquel hombre, aquel ser humano, es el centro del cristianismo porque en él se nos ha manifestado Dios ternura, gratuidad y universalidad, se nos ha dado a conocer, se nos ha comunicado por la experiencia de Dios que narran los evangelios.
En Jesús, Dios se ha unido a la condición humana.
Jesús significa que en lo humano, y esencialmente en lo humano, es donde podemos encontrar a Dios y hacer otro mundo posible…
¡La vida es maravillosa!
Queremos vivir de manera coherente y ofrecer la oportunidad de:
Profundizar en el misterio de la vida y ejercitarse en vivir desde dentro.
Vivir una fraternidad que se universaliza en la solidaridad.
Hacer la “casa común” más habitable ejercitándose en la austeridad y la integración.
Con otros…
Nos unimos a tantas personas, grupos, asociaciones … que arriesgan su vida por ese otro mundo posible…
Para ello queremos decir sí al encuentro, al intercambio.
Decir sí a todo lo que acerca y conecta otra vez.
¿Y si… nos ponemos en marcha?
¿Y si creamos ocasiones de hablarse, tiempos para encuentro, medios para informarse y oírse?
¿Y si comenzamos cerca de nosotros, con nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros colegas y así, a manera de gotas que se aglutinan, formamos una red de promoción de lo humano y de resistencia a lo inhumano?
¿Y si dejamos de callarnos y nos ponemos en marcha?