Al inicio de la cuaresma me proponía vivirla como una oportunidad para seguir a Jesús. Quería poner el acento en el “Quién”, puesto con anterioridad lo ponía en el “qué”, es decir, en las cosas que iba a hacer, en las celebraciones… que por supuesto –nunca mejor dicho- para vivirlas en el Espíritu de Jesús.
En este momento, el camino de la cuaresma va llegando a su fin, en unos días será la Semana Santa, tiempo para acompañar a Jesús en su Pascua, en la donación de su vida, es por ello que quiero hacerme consciente que el seguimiento de Jesús es para vivir como él, lo que significa para mí dos cosas, por una parte que Dios es alguien que actúa dentro de mí y, por otra, algo tiene suceder en mi vida, de lo contrario las celebraciones serán un mero rito que satisface mi conciencia con el deber cumplido.