Me uno a esa protesta. Esta mañana oía la radio de nuestro país, estoy aun en Roma, y escuchaba la información de los dos últimos casos de violencia contra las mujeres, uno en Almería y el otro en mi tierra, Valencia, este último caso rondando los ochenta años… Me quede, quizá como nunca, perplejo de ver que se ha dado la noticia escueta, sin ningún comentario añadido, simplemente el dato… Y me he preguntado es este un signo de que me estoy habituando a la noticia, estoy haciendo lo que hay que hacer, lo que esté a mi alcance, para salir de una indiferencia que es complicidad.
Es curioso la ceguera de los medios de comunicación, -sin olvidar que ellos siguen las pautas de las encuestas de oyentes, que no de escuchantes- que dedican mucho tiempo a informaciones frívolas, deportivas, políticas, pero muy poco a la información concientizadora, esta parece reservada a algunos, no muchos, medios especializados.
Pensar que son 19 mujeres muertas en lo que va de año -hasta el momento en que escribo- por hombres, es algo que quienes nos consideremos personas dignas y justas no podemos quedar indiferentes. Tenemos que reaccionar y hacer algo, no es posible esa sangría humana. A lo mejor si fuéramos “hombres” o niños, tal vez, la reacción popular y de los medios de comunicación sería diferente, a lo mejor provocarían comentarios y la alarma social. Pero no, simplemente la noticia o todo lo más se ve una concentración en la plaza de pueblo, que a veces te cae la cara de vergüenza.
Yo me comprometo a “ponerme en alerta”, para ver si mi comportamiento es realmente de igualdad en mi trato con las mujeres, cuidando desde mi lenguaje que sea más inclusivo, como en mi trato y en mi relación con ellas. Es más, voy a tratar de profundizar en la situación para comprenderla mejor y contribuir, en la medida de lo posible, a tomar conciencia en los encuentros, reflexiones, diálogos en los que participo y promover diversas iniciativas.
Una invitación a unirnos y expresar nuestra solidaridad con las mujeres. Son bien recibidas todas las sugerencias e iniciativas… pues, la tarea es de todos y todas.
son las frases que quiero conservar en mi mente yo me encuentro en una sit. de machismo y de marginalidad del genero. auxilio debo prepararme para enfrentarlo. graciias x existir
Nacho, como podrás imaginar, puedes contar conmigo para cualquier iniciativa.
Además me atrevo a dar una sugerencia… y es que «esto» (hay muchas personas que a «esto» no quieren llamarlo machismo, pero ese es el fondo de la cuestión, que hasta no quererle poner nombre a las cosas ya es digno de análisis, en parte es cerrar los oídos, cuando no hasta los ojos…), pues «esto» es mucho más profundo y arraigado de lo que nos creemos, porque es algo fundamentalmente educativo (o cultural como dicen otros) y los grandes puntales de la educación (la familia y la escuela) parecen no estar por la labor de una auténtica coeducación (te lo dice alguien que ha estado toda la vida en contacto con el sistema educativo y con las familias, día a día).
Como ejemplo sirva esta actitud recurrente que he visto en las parejas… y es que mientras una chica o un chico sienta que los celos son una expresión del amor de su pareja… por mal camino vamos… y peor aún si ese modo de sentir o pensar, es reforzado por las figuras de autoridad, modelos o referentes para los menores. Pensar que quien te quiere, te quiere para él/ella y es como mejor te pueden querer, es algo absolutamente perverso, que además la sociedad le da valor de eternidad y se sacraliza con esa frase premonitoria de «hasta que la muerte os separe»… mejor no sigo por ahí, porque la frasecita se las trae…
Transformar la educación de toda una sociedad hacia un plano de igualdad requiere tiempo, mucho esfuerzo y estar de acuerdo, ir todos a una. Mientras pasa el tiempo, ni nos esforzamos, ni nos ponemos de acuerdo, solo seguimos siendo observadores indiferentes, pasivos y cobardes de una auténtica matanza.
Por cierto, este verano, cuando aprendamos sobre inteligencia o educación emocional, comprenderemos que por ahí van los tiros, por el desarrollo de este tipo de inteligencia en las personas, en los niños y niñas, en los chicos y chicas
Y no me enrollo más, aunque podría pasarme aquí el día entero reflexionando sobre la falta de educación emocional que hemos tenido todos y todas, en el ámbito educativo, en el ámbito familiar, en el ámbito social e interpersonal o afectivo… Y eso nos pasa factura. El coste es esta sociedad mediocre en valores, mezquina en actitudes prosociales, con una manifiesta violencia estructural y corrupción de todos los estamentos, insensible, ruín y cobarde ante los comportamientos violentos, discriminatorios e injustos.