La primera semana de agosto, después de más de un año y medio de no habernos podido encontrar físicamente, nos hemos reunido el Grupo Español.
Yo tenía mis dudas, posiblemente era miedo acumulado después de tanto tiempo de encierro y precauciones y también porque coincidía con la 5ª ola. Llegamos todos, 12 personas, con nuestras mascarillas y nos saludamos desde la distancia. Primer punto a tratar; las mascarillas, todos vacunados, algunos con test de antígenos negativos, espacio suficiente, perfectamente ventilados, lo más posible en el exterior… nos las quitamos. Aquello ya fue otra dimensión, vernos las caras, sentirnos próximos… otra vida.
Desde ese momento, yo empecé a sentir que me aligeraba, como un globo que recibe aire y se hincha, empieza a levantar y poco a poco asciende y vuelve a ver el horizonte y la inmensidad. A las pocas horas me sentía diferente, restablecida y animada.
Como siempre, compartimos oración, trabajo, vida, comidas, sobremesas, canciones, silencios y risas. Una tarde nos la tomamos de descanso en la piscina, el sol caía, la brisa nos visitaba. No hablábamos de nada transcendente, simplemente “éramos nosotros mismos”. Yo pasaba la vista por todos y cada uno de nosotros y daba gracias por la existencia de cada uno de ellos en mi vida, sentía plenitud e infinito agradecimiento. ¿Es eso la fraternidad evangélica? ¿Deberían ser siempre así las relaciones humanas?
El tema principal del trabajo fue el discernimiento; hicimos un ejercicio completo, que me pareció muy interesante y útil, para la vida personal, como grupo, como Iglesia y como humanidad. Creo que es un tema importante en este momento histórico y que se necesita un ejercitarnos en ello con calma y dedicación.
Nos dejó a todos tan buen sabor de boca que ya estamos pensando en el próximo. Todos estuvimos de acuerdo en que estos encuentros son imprescindibles para la vida del Grupo.
M. del Mar Manteca
Qué buena noticia, saber que la vida continua y se hace presente en cada uno del grupo en la nueva normalidad.
Me alegro con ustedes y les deseo Paz y Bien.
Doy gracias a la Vida por este grupo , que aunque no conozco a todos . Me uno a compartir en la distancia y por escrito la alegria de saber que sigue habiendo personas extraordinarias que hacen beleza y fraternidad de lo ordinario
Felicidades a todos por vuestro testimonio
Abrazos con Alegria en la Fe quenos une
Os echo de menos. Es curioso como te metes en la rutina de todo, de lo que sea… también de esta pandemia y todo lo que conlleva. Y de pronto eres consciente (ojalá usará más está herramienta, la consciencia) de como era todo antes, de como nos relacionábamos. Ainnnnss, cuando volveremos a hacerlo de nuevo? Os echo mucho de menos.
Gracias Mar. Ha sido un encuentro lleno paz y amor dónde ha estado presente el espíritu Jesús en todos los momentos.