En este tiempo de pandemia, en el que se desmoronan tantas certezas, nos toca reinventarnos y repensar lo que debemos hacer y cómo lo podemos hacer. En nuestro Servicio de Animación Espiritual hemos querido poner el foco de atención en lo que nos cuestiona con respecto a la celebración de las entrañables fiestas de Navidad. El escenario que nos encontramos en Europa, dadas las normas por la autoridad competente sobre los límites de movilidad, lugares que están abiertos, número de personas que se pueden reunir, hora de confinamiento…, parece que nos encontremos en una situación de guerra pacífica, pero mortal.
En este marco se están dando muchas reacciones. Hay quienes se preguntan ¿Con quienes vamos a celebrar la navidad? ¿Podremos viajar para compartir con la familia? ¿Qué queda de la comida de empresa, de los amigos, de los colegas…? Otros, como son los hoteles, comercios, salas de ocio, restaurantes, orquestas, músicos… se manifiestan con cierto estruendo reivindicando su situación al borde de la desaparición y reivindican: “Salvemos la navidad”.
Ante esta situación tan limitada, tan original y única, en nuestro grupo nos estamos planteando estas cuestiones que queremos compartir abiertamente: ¿Qué son aquellas cosas que no pueden faltar para celebrar la navidad?
Hago una breve narración sobre: “Realmente ¿Qué celebro en Navidad?
Pepita
Estoy leyendo vuestros comentarios, que me ayudan mucho a reflexionar y ahora me pregunto a mi misma como percibo ahora la Navidad. Esta percepción ha cambiado muchísimo a lo largo de mi vida, por una parte han cambiado mis circunstancias familiares, por otro lado ha cambiado mucho mi manera de entender la vida en general, y la mia en particular.
Esta fiesta siempre ha resultado muy emotiva entrañable, familiar etc como todos sabeis. En ella se nos ha tocado el corazón, diciendonos, y resaltando lo pobre que nació Jesús, lo pobres que eran los primeros adoradores y sin embargo todos los que no estamos en esa tesitura, de pobreza, tenemos las mesas llenas de comida y de regalos, de cosas que nos hacen falta, eso si, en la colecta de la Misa ponemos un poco más, para Cáritas o para los necesitados. Me pregunto; ¿que el resto del año no hay necesitados? Porque pues no tendria que ser Navidad durante todo el año.
Aquí cito de nuevo lo que dice la Madre Teresa, que es Navidad cuando doy algo de mi a quien lo necesita, sea cuando sea. No creo que a Jesús le guste mucho lo que estamos haciendo en su nombre, como tantas veces ha ocurrido a lo largo de la historia.
Comparto mi reflexión: “En definitiva ¿Qué sentido tiene la Navidad para mí?
A mi siempre me ha conmovido como la Navidad acerca a los lejanos. Me encanta cuando a simples conocidos les deseas feliz Navidad. El hola o el adiós del resto del año, la mayoría de las veces se convierte en un ¿Como estás? Junto con el deseo de que sea feliz en este tiempo. Las personas estamos predispuestas a hacerlo así a desearnos el bien. ¿Que solo dura la navidad? ¿Que sería ideal que no fuera tan efímero? Puede ser, pero ¿Por que no valorar positivamente esa tregua con la rutina y el aislamiento?
Otro aspecto que también es importante para mi es entender la Navidad como un especie de recordatorio. Volver a Belén, a un establo, a una experiencia de vida es volver a lo sencillo, a lo humano, a la esencia . Me hace darme cuenta de como hemos envuelto en mil capas de espumillón, árboles de Navidad y luces de colores la fe en un Jesús que en su mensaje se aleja tanto de todos esos escenarios. Por otro lado reconozco que a mí me gustan ciertos detalles de adornos en casa y con los míos. Es una ocasión para preguntarme:¿Por qué lo externo? Sinceramente porque son signo de alegría y de fiesta, de cercanía, de encuentros de historias de familia,de ser familia, de sentirte familia.
Esta navidad para mi esta siendo un tanto peculiar, estoy confinada por dar positivo en covid por tanto junto con unos síntomas molestos pero leves me encuentro la mayor del tiempo sola en aislamiento
Y no por eso es menos navidad. Lo estoy viviendo con serenidad, aunque confieso que hay momentos de tristeza e impotencia me siento sola aunque acompañada, echando de menos los detalles más insignificantes (como por ejemplo moverte con libertad en tu propia casa) es una experiencia que me hace encontrarme con mi ser más vulnerable y necesitado y cuando físicamente estoy mejor puedo sentarme y dar gracias infinitas por todo el bien que recibo. Ser consciente que Jesús nace en el regalo del cariño de mi marido, de los amigos y la familia. Navidad no es solo un tiempo, es un estado, es aceptar ser Navidad, ser luz, recibir la luz .
Y comparto una anécdota que me pareció muy significativa Mi hija mayor me comenta que cuando era pequeña en noche vieja veía como su padre y yo no besábamos en la entrada del año nuevo y era algo que la incomodaba. Estos días de confinamiento recordó la anécdota y que su papa y yo no podríamos darnos el beso como cada año y que sería la primera vez desde que nos conocemos y como se imaginaba que eso nos dolería. Ese beso quedó grabado en su memoria de niña y ahora le evoca el amor que nos tenemos. La mejor escuela de amor no son las palabras, son esos pequeños gestos en los que apenas nos fijamos y que se graban en lo más profundo de aquellos a quienes queremos. Navidad también son esas pequeñas huellas de luz que dejamos.
Gracias por estas tres preguntas.
Desde que tuve oportunidad de leerlas, me han dado vueltas, principalmente la primer pregunta: ¿Qué celebramos en Navidad? Hace apenas el año pasado decidí pasar, unos días antes, la cena de Navidad con mis papás, hermanos y mi esposo.
Desde que era bebé, la fiesta de Navidad y Año Nuevo las pasábamos en casa de mis papás con toda la familia de mi mamá, hasta que me casé y ahora es una y una.
Recuerdo que era muy emocionante para mi estas dos fechas, por lo que se preparaba y se hacía ese día: poner el árbol, el nacimiento, las luces, preparar la cena, la posada, el arrullo al niño Dios, esos días estrenábamos ropa, la abuela y mis tíos se quedaban en casa durante las dos semanas para que finalmente el día 6 de enero llegaran los Reyes Magos. En ese tiempo el ambiente era muy bueno, alegre, bailabamos, platicábamos, jugábamos, etc. Posteriormente fuimos creciendo en edad y en miembros y las fiestas se volvieron para mi «un requisito que cumplir, un «compromiso familiar ineludible» si, me la paso bien un rato, y después es lo mismo: crítica, molestias, desacuerdos, regalos sin una intención, etc…
Por ello es que la pregunta me sigue dando vueltas, lo que ahora puedo decir es que la Navidad es un «siempre presente» o debería, podría ser, un dar a luz continuo en nuestra cotidianidad, es nacer a lo nuevo, nacer a lo creativo, esa buenanueva de descubrirme y reconocerme, de descubrir y reconocer al otro y todo lo que me rodea.
que celebro en NAVIDAD , la realidad es que el hecho de vivir inmerso en una sociedad de puro consumo nos invita a ser participe del consumismo y yo personalmente tengo que hacer un esfuerzo para darme cuenta de que la celebracion es festiva pero en mi interior , no en el exterior.
el misterio de la Encarnacion me sobrepasa no entiendo como EL HIJO DE DIOS se hizo hombre y vivio entre nosotros 33 años y nos dijo tantas cosas, algunas de las cuales nos las entiendo todavia.
SOLO tengo una respuesta pedirle perdon y darle gracias por todo lo que me ha dado
desde el punto de vista humano es una alegria de juntarme con mi familia
No me voy a referir a la Navidad en este año de pandemia, deseo y espero que sea la excepción. La fiesta de la Navidad ha sido y debería de seguir siendo una fiesta verdadera, que para mi se basa en una necesidad, que se cumple cuando recibo un cierto don espiritual. Entre todos los dones espirituales que las personas podemos recibir esta el “poder nacer de nuevo” y eso es lo que me inspira ese niño nacido en Belén. Eso es lo que intento celebrar en Navidad.
Son unos días, todo el adviento, que me alegran por dentro, que me lavan con agua, y me invitan a despojarme del hombre viejo.
En ocasiones afloran recuerdos de aquellas fiestas navideñas, un poco lejos en el tiempo, donde todavía las decepciones y desengaños no habían hecho mella en mi, donde le daba rienda suelta a todos los sueños que iban surgiendo en mi mente de adolescente y los compartía con amigos y compañeros, pero siempre pensando en hacer planes para el futuro nuevo.
Lo que no puede faltar en Navidad es el encuentro familiar, con mi madre, mis hermanos y sobrinos…. Este año tan raro tenemos que cambiar, no podemos comer juntos, así que aprovecharemos las tecnologías para sentirnos más cerca….
Otra cosa que en mi celebración de la navidad no puede faltar es la cena de nochebuena con los amigos y nuestros hijos, es una noche muy especial para todos,
que acaba con la misa del gallo, cuando eran más pequeños todos juntos después los mayores, con las quejas de los jóvenes que no quieren que acabe tan pronto la sobremesa…..
Este año, para mi será más sobrio, más intimo… y aunque no puedo dejar de comprar regalos, lo veo cómo oportunidades de alegrar las caras de los que quiero…
Navidad, nacimiento de Jesús en el que creo, confio y pongo mi esperanza en que a pesar de todo lo que estamos pasando, no haya tanta gente sola, triste…. es mi deseo de todos los años e intento en la medida que puedo, no solucionarlo todo pero si intentar estar más alerta y compartir algo de lo mucho que gracias a Dios tengo.
Quiero vivirlo cómo una oportunidad de hacerme consciente de lo que de veras quiero celebrar …
Feliz y autentica Navidad para todos.
He leído vuestras entradas y me han dado ánimos a participar.
Libre de horarios y obligaciones; de voluntariado, ayudo en las tareas domésticas a la dama y esposa Mayte.
A últimos del pasado mes ingresé
en neurología por un pequeño
toque y a las pocos días, dado de alta por mejoría a Dios gracias.
Los domingos nos reunimos en casa para comer, nuestros dos hijos con pareja y una nieta de 6 años.
La conversación: laboral, compras por internet, ajustar
los próximos encuentros y aplicaciones móvil.
Yo tenía en mente vuestras palabras y pensaba donde hay oración está Dios y dónde se encuentra Dios hay Navidad.
Nada encajaba, con el sentido religioso.
Para mi si que me han hecho pensar vuestras narraciones…
Realmente. Que celebramos en Navidad? Gracias por vuestro acompañamiento.
¿Qué son aquellas cosas que no pueden faltar en Navidad?
Para mí el encuentro familiar. Con la familia de sangre, comer juntos mi madre, mis hermanos, mis hijos, mis sobrinos y con el hermano de mi mujer y sus sobrinos, y hasta incluso con los tíos, primos y sus hijos. Con la familia de fe, los amigos que compartimos vida y cenamos en Nochebuena y fin de año.
Momento especial de celebración religiosa que permite unirnos como una gran familia, experimentando la fraternidad y haciendo presente que Dios está en medio de nosotros, que se hizo carne y su espíritu continúa vivo en nosotros.
En casa cambiar la decoración, como signo de que algo cambia con un sello especial, por eso nunca dejo de colocar el nacimiento, como signo de una presencia que ilumina.
De las compras, regalos, y extras no me puedo sustraer, porque vivo con personas que han puesto en ello una forma de expresar su celebración y cercanía, pero tengo la oportunidad de darle la importancia que considero en mi interior y manifestar con mi actitud que hay algo que está por encima y que todas las luces, publicidades, consumo y…, no pueden ocultar.
Realmente ¿Qué celebro en Navidad?
Celebro la Vida, la vida que Jesús nos ofrece. Recuerdo y celebro el nacimiento de Jesús, Dios en medio de nosotros, el Señor a quien sigo, en quien confío y en quien creo y que me ayuda a vivir con más intensidad y me hace más feliz.
Por eso, al celebrar la Vida en mayúsculas, quiero compartirla con aquellos a los que me siento unido con lazos de sangre, de fe, de amistad e incluso con aquellos que se cruzan en mi vida, con los que no hay lazos previos, ni relaciones.
Es un momento especial para ponerme al servicio de los demás, en lo que sea y en lo que pueda, es trascender de mi, para hacer presente en medio del mundo que vivo que hay trascendencia, y que el Dios en quien creo nos dice que nada hay imposible. Que en lo más pequeño está presente el espíritu de lo más grande que puede cambiar el mundo haciéndolo más humano.
Soy presbítero, anciano, jubilado y sin ninguna responsabilidad administrativa ni institucional, lo cual es una gran liberación, pero sigo manteniendo la vocación y la responsabilidad de ser humano y sentirme parte de la humanidad y miembro de la Iglesia. Digo esto para que se pueda comprender mejor mi relato.
Por una parte, me considero un espectador pasivo del gran espectáculo comercial en que se ha convertido la Navidad en nuestra querida Europa. Hace años que no participo del juego de la lotería, ni compro nada por navidad, ni siquiera en las rebajas que lo prolongan. No tengo comidas extra ni formales que me exijan asistir. Confieso que me siento impotente ante semejante carnal. Por eso siento que el covid19 está logrando lo nunca soñado. Algo es algo. Aunque, seguro, que se retomará con más fuerza y creatividad.
En ese escenario, encuentro un oasis de paz y tranquilidad en la lectura, paseos. No es alejarme de la vida, sino del rumor y de la atracción del ambiente, que después deja más vacío y con el único consuelo de volver a celebrar. Reconozco que celebro y participo con ilusión y con gusto en la cena de Nochebuena en familia. También las comidas con los parientes de parte de padre y de mi madre, que me mantiene conectado con el pasado y con el futuro de mis raices. Comprendo que no es fácil resistir al atractivo emocional en que se apoya la celebración navideña. Pienso que es la fiesta del “niño sumiso”, según el análisis transaccional, que todos llevamos dentro. Esto explica y me ayuda a comprender la forma poliédrica de percibir y celebrar la Navidad. Desde la nostálgica, que por diversas causas, no quiere saber nada de la Navidad a la impulsiva que no se para a pensar el ritmo que le esclaviza y, en medio, otras muy diversas formas.
Finalmente confieso, como cristiano y presbítero, que no me siento muy bien, desde hace tiempo, con las celebraciones litúrgicas. Es una prolongación indefinida del hecho de la Navidad. Hay una mezcla y duplicidad de rito latino y oriental. Navidad y Epifanía. Pero ¿No son lo mismo? Aquí en España es manifiesta esa doblez, quizá el hecho de haber celebrado la Navidad en otros países, me ha hecho más sensible. Aquí se puede hablar de partidarios de Papa Noel y de Reyes Magos. No olvidemos que la Navidad es un periodo vacacional, es un tiempo que cuesta ajustar el calendario de comidas con familiares y amigos, que junto con los reclamos publicitarios que estimulan las compras…, pues todo ello crea un clima festivo, que da la sensación que estamos de fiesta, pero ¿Qué sentido tiene todo esto?
Continuará…
a) Para creyentes. A veces puede ser un escándalo su derroche de dinero (comer y beber) y su sometimiento al marketing y propaganda. No veo, en general, que celebren nada que recuerde al nacimiento de Jesús.
b) Para mí. Es celebrar un aniversario importante, pero tiene que ser celebración muy austera. Antes, en algunas casas, alguien leía el Evangelio, se comentaba y se cantaban villancicos. Ahora creo que no.
c) Para no creyentes. Como si se tratase de unas «vacaciones de invierno» con paga extra. Socialmente queda mejor decir que se celebra la Navidad. Es una mejor excusa para pretender justificar el derroche
Cuando oímos la palabra “Navidad”, nos resuenan muchas cosas diferentes, según desde donde la entendamos. En el comentario de presentación, se dice que tiene reminiscencias, económicas, de fiesta y diversión, familiares, de ternura o para los creyentes también se abre un abanico amplio de formas de entenderla: memorial del nacimiento de Jesús, anuncio de una buena nueva, posibilidad de esperanza en un mundo mejor, etc. Vista así son tantas y tan variadas cosas, lo que nos intenta decir, que en concreto no dice nada. Sin embargo es un tiempo que se ha hecho muy reconocible para casi todo el mundo y casi todas las culturas, puede que ello sea porque en el fondo no son otra cosa que una cristianización forzada de las fiestas de invierno. Sin entrar en mayores profundidades, lo cierto es que no dejan a nadie indiferente.
Este año, con más razón, son un período que nos invita a pensar y meditar qué celebramos nosotros. Para mí, tras lo que llevamos vivido durante este año, se han convertido en un punto de meditación que me ha hecho replantearme algunas cosas: por una parte dinamizar mi actitud de espera y esperanza, por otra situarme ente las muchas necesidades que veo a mi alrededor. Estas necesidades, aunque no puedo resolverlas, si puedo hacerme presente en aquellas que están a mi alcance.
En resumen, creo que lo que no me puede faltar en este tiempo de Navidad, y en todo tiempo, es ponerme al servicio de quienes me necesitan. Ese puede ser el mensaje que los evangelios quieren transmitirnos con su relato navideño. El sentido de que lo que podemos celebrar, es que alguien vino y sigue haciéndose presente, para mostrarnos el rostro y los hechos de lo Trascendente, y según mi fe, de Dios.
No debe faltar el cariño. Valorar a quienes viven y comprometerte a ser mejor persona con cada uno. En caso de no estar juntos fisicamente marcar ya. Trata de que no sea la primera llamada del año. Trata de marcar constantemente a los que quieres. No escatimes. Usa lo ideal, videollamadas y algo por el estilo. Y mantente comunicado lo más que puedas.
Voltear a mirar tu nacimiento. Dios nos ha ayudado a tener vida todo este año dificil. Solo El. El mexicano es muy optimista y muy alegre. Pero esencialmente no ha dejado de ser espiritual. Dios está en el centro de todas las navidades. Ahora nadie estorbará, ni los regalos caros, ni las cenas exclusivas, ni el ruído de las pantallas. Podremos por ocasion unica celebrar sencillamente, la navidad, al estilo de Jesus, con muy poco o con casi nada de nada.