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Desde hoy… la vida puede ser… de otra manera…

UNA CANCIÓN SIN OCASO

Cantemos al que hace entre nosotros

mucho más de lo que jamás pudimos soñar.

Al que ha alcanzado la cumbre de la vida

con su gran amor que lo condujo a lo más hondo de la muerte.

El Señor grita su eterna victoria

y descorre el velo que nos separaba

de la mesa de la justicia universal.

Ha cumplido su promesa de estar con los que luchan

a favor del abrazo que florece en canciones.

y hasta el rincón más oscuro de la tierra

ha sido iluminado por la gloria del Resucitado.

¡Cantemos la canción del amor que no muere,

habitantes de este mundo que tantas veces crucificara el amor!

¡Dancemos, forjando con nuestros brazos en alto

la enramada de la amistad que embellece e ilumina

horizontes que fueran de temor y desesperanza!

¡Resuenen los himnos de la fiesta única,

derribados, ya para siempre, los muros y fronteras

que levantara el miedo, la ambición y el olvido!

¡Que cada vida sea en sí misma una canción sin ocaso;

y cada cuerpo, al fin, un instrumento afinado de armonías inéditas!

¡Que se sumen a nuestra fiesta el mar y los ríos;

los bosques, prados y montañas:

porque también a ellos alcanza

la gloria del Amor Resucitado!

Cristo, el Señor, es la nueva y definitiva fuente de vida

que sacia con su abundancia

nuestro anhelo de ser para siempre en un abrazo

sin solución de tiempo, de espacio o de tristeza.

 

            Antonio López Baeza

  “Aleluya” (Ain-Karem, álbum “Busca mi rostro”):

 

One Comment

  • Emilio Castro dice:

    Hermoso poema.Una invitación a unirnos a las creaturas, en alabanza permanente a nuestro Dios vivo .Diios sea glorificado.

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