Los cristianos actuales no podemos resignarnos ante la manera de celebrar las fiestas navideñas cada vez más centradas en el gran dios dinero y acudiendo a las celebraciones litúrgicas como guindas del sinsentido y de la contradicción de fe.
Los cristianos del Primer Mundo participamos de la actitud consumista, sin que se nos pueda reconocer muchas veces como tales cristianos, al comportarnos como los que no lo son. Si la Navidad ha perdido su significado es porque nos hemos quedado en la simple celebración, en lugar de centrarnos en la experiencia y en lo que pasa en la vida.
Teresa de Calcuta lo expresó muy bien: «Es Navidad cada vez que doy el amor de Dios a través de mí». Sí, es Navidad cada vez que sonrío a mi hermano y le ofrezco mi mano, cuando no lo descarto ni lo excluyo sea de mi propio país o de fuera.
Ante la celebración de la Navidad tal y como la venimos celebrando nos hemos hecho estas cuestiones que compartimos abiertamente: ¿Qué puedo hacer a nivel personal, de grupo, comunidad…, que no sean tan solo buenos deseos?
Comparto mi reflexión: “¿Es posible celebrar de otra manera la Navidad? ¿Cómo? ¿Qué propongo y me propongo?”
Si es posible. Lo hemos hecho. Este año hemos celebrado la Navidad de otra forma. Hemos cambiado los hábitos tradicionales, nos hemos visto obligados a reducir los encuentros numerosos con familiares y amigos, para protegerles y protegernos del maldito virus que amenaza a la humanidad. Y aún así, nosotros, nuestra familia, se ha contagiado y estamos viviendo confinados desde los días posteriores a la Navidad.
Pero después del recorrido de las preguntas anteriores tengo que continuar afirmando que es posible Vivir otra Navidad, no por obligación o circunstancias que nos llevan a modificar nuestras tradiciones sino por elección libre, por decisión propia. No se trata de ir contra… sino vivir en coherencia lo que creo que es mejor para mí y para los demás.
Estamos casi finalizando el tiempo de Navidad, para nosotros queda el último resquicio de estas fiestas y celebraciones, los Reyes y los regalos, otros ya los han dado, siguiendo otras tradiciones. Pensando de forma creativa me propongo y propongo, YO SOY EL REGALO DE NAVIDAD… es una forma diferente de celebrar la Navidad. Yo ya estoy pensando que me supone ser el REGALO DE NAVIDAD, para mi, para mi familia, para mis amigos, para las personas con quien me relaciono ¿ Y TÚ ?
Interesantes preguntas: “¿Es posible celebrar de otra manera la Navidad? ¿Cómo? ¿Qué propongo y me propongo?”
Como lo mencioné en mi primera reflexión la Navidad podría o debería dejar de ser un tiempo y espacio específico, sino un siempre presente desde mi cotidianidad, la etimología de la palabra Navidad es: «dar a luz, engendrar, nacer» todos ellos verbos que invitan a la acción.
Desde hace aproximadamente 6 años he ido re-naciendo de manera consciente, atenta, «proyectando» mi luz interior, en algunos aspectos aún es incipiente, otras con un recorrido más profundo.
Estoy convencida que la base para re-nacer, dar luz es saber quién soy, dónde estoy, qué quiero realmente, hacía donde quiero ir….
el sentido de la navidad , para mi es la alegria de la venida de Jesus que este año lo he vivido con intensidad y con más sentimiento , tal vez por ver lo frágiles que nos hemos sentido y por la necesidad que tenemos de apoyarnos y de compartir con los demás.
es posible otra Navidad?
SI ES POSIBLE OTRA NAVIDAD, pero para que haya otra NAVIDAD, YO tengo que cambiar radicalmente de coordenadas , tengo que despojarme más de todo o casi todo de lo material, de mi dinero , de todo lo que me ata materialmente , de mis faltas, de mis limitaciones .
Habrá otra NAVIDAD ,cuando fruto de despojarme de lo que me tiene apresado pueda ser CAPAZ, de vivir en este mundo me sienta no ser de este mundo, SOLAMENTE en ese momento estaré en disposición de estar en esa otra NAVIDAD, y tal vez asi pueda acompañarme JESÚS de NAZARET.
Vivimos en una sociedad plural, poliédrica, como dice el Papa Francisco, es decir, con muchas caras, percepciones, visiones, interpretaciones, ideologías, culturas, religiones. La celebración de la Navidad también participa de esa diversidad. En este marco social es importante tener una actitud abierta y respetuosa para aportar lo propio, acoger lo ajeno y reconocer lo que nos es común como humanos.
Como cristiano, y sintiéndome parte de la comunidad cristiana, hemos de reconocer que por una mezcla de celo apostólico y de apropiación cultural, hemos contribuido a popularizar la celebración de la Navidad de tal manera, que muchos cristianos creemos que lo que para nosotros es esencial al espíritu de la Navidad, queda reducido a gestos de solidaridad, campañas de ayuda y acogida que no expresan el Dios-con-nosotros que renueva y transforma nuestras vidas y nuestras relaciones. Conste que no trato de descalificar las expresiones populares, porque estoy convencido de las buenas intenciones pastorales, pero hay que tener presente que la fe hay que encarnarla en la cultura, pero la experiencia me dice que ninguna cultura podrá expresarla plenamente. Por eso si quiero contribuir a hacer posible otra manera de celebrar la Navidad, lo primero que tengo que hacer es revisarme y ver qué celebró, cómo lo celebro y hacer algunos cambios serios y profundos en mi vida. Me propongo dos líneas de acción para contribuir a hacer posible otra Navidad.
Comienzo por confesar que como cristiano, y como comunidad eclesial, no tengo ningún derecho a imponer mi visión, aunque tenga todo el derecho del mundo a tener la mía propia y tengo que tenerla profundamente arraigada y vivenciada en mi vida cotidiana y en mis relaciones, pues cuando tengo una actitud defensiva o impositiva reconozco que no pocas veces es expresión de mi inseguridad o superficialidad. La verdad no se impone jamás por la fuerza, ni siquiera argumental, ni con dogmas, sino que la testifico y la comparto con el relato de mi propia experiencia de vivir el espíritu de la Navidad. Es más, la verdad no es un contenido abstracto y conceptual, sino que se vive y realiza en la relación entre las personas, por eso la verdad se construye más que con respuestas claras y definidas, con preguntas abiertas y oportunas, que sin duda abren los corazones a una verdad mayor.
Será posible otra Navidad, cuando realmente no haya un salto entre mi vida cotidiana y el tiempo de Navidad. La actitud de fondo tiene que ser la misma, es decir, vivir el espíritu de la Navidad. Lo que cambia es la forma de expresarla en otro ambiente, clima, circunstancias, gestos, pero el fondo es el mismo. El seguidor de Jesús, contando con su Espíritu, tanto en lo cotidiano como en lo singular de la Navidad, vive una vida llena de confianza en el Espíritu de Jesús, que se plasma en un estilo de vida armónica, coherente, transparente, humanizadora, esperanzada, de ternura con el desvalido y de comprensión con el débil… todos los días del año.
Deseo y espero también una renovación de la Liturgia de Adviento y Navidad que sirvió en tiempos de cristiandad, pero hoy no es significativa.ni actual.
Tal vez sí sea posible otra Navidad. Pero nunca será fácil cambiar. Para no creyentes o creyentes flojos, mas difícil aún. El mundo al que pertenecemos lleva décadas alcanzando bienes materiales en abundancia. La abundancia atonta. Te hace perder el sentido de la proporción. Te hace creer que puedes tener todo: trabajo o paro, bienes, salud, distracciones, viajes, casas, etc., te somete al marketing y propaganda, ¿para qué cambiar? Si no hay hondos cambios personales (abandonar estilo de vida, vivir peor, p. ej.) no habrá otra Navidad mejor, sino peor, como ha venido siendo.
Me ha llamado mucho la atención la frase que aparece en la introducción: “Si la Navidad ha perdido su significado es porque nos hemos quedado en la simple celebración, en lugar de centrarnos en la experiencia y en lo que pasa en la vida”. Creo que ahí, junto con la manera de entenderla de Teresa de Calcuta, es donde está la otra forma de celebrar la Navidad.
Esa otra forma, no sólo es posible, sino que es necesaria y conveniente, especialmente para quienes nos decimos cristianos.
Personalmente, intento estar en la línea de trabajarme para desarrollar una actitud que me sensibilice más a las necesidades de los demás, intentando ponerme al servicio de quienes puedan necesitarme, sé que no puedo hacer grandes cosas, pero si puedo encaminar mis fuerzas en una dirección u otra, y ése es el deseo que me empuja a encaminarlas hacia los demás. Esta propuesta que me hago, intento a su vez hacerla llegar a quienes tengo cerca y por otra parte creo que debemos manifestarla y proponerla en los grupos con quienes nos relacionamos. Esta forma de compartir a través de este medio, pienso que es también una manera de hacer llegar a otros esta nueva manera de celebrar la venida de Jesús como buena nueva.
Agradecer sus comentarios a quienes participan de estas experiencias compartidas, pues me han iluminado bastante en este camino.
Buenas noches! Personalmente para mí, sí es posible otra Navidad, porque cada Navidad la vivo de forma más sencilla. Y no me refiero a ésta por la situación en la que todos estamos inmersos, la pandémia. Sí, está siendo distinta por supuesto. Pero ya no me siento obligada a ir a la parroquia, porque si no llevo la Navidad por dentro, qué sentido tendría para mí? Fuí a la Eucaristía de las 17 h. por no coger frío, lo necesitaba. Tampoco me dedico ya a los regalos, los justos y necesarios con sencillez, personalmente, me regalo a mí misma con lo que tengo, como soy y estoy. No soy narcisista. Procuro atender a los míos con ilusión y amor, a los otros también, me refiero a los que necesitan algo de mí, de cerca o de lejos, material o no, lo mejor que se y puedo. Siempre podemos vivir una Navidad mejor, pero requiere una transformación interior, de dentro a fuera, (yo estoy en ello, no se si lo estoy logrando o lo lograré) porque a la inversa es más fácil, puede haber mucho jolgorio, muchas risas, pero al momento pasa como el humo, pronto se diluye.
Hay alegría mayor que regalar, o compartir a quien no te puede devolver con otro regalo? Incluso sin que sepa de quién le llega? Es una alegría serena, pero auténtica.
Sí es posible otra Navidad, éste año la he vivido más sola que nunca, pero no he sentido soledad, estaba muy bien acompañada, uno de mis hermanos, Jesús y yo, eramos tres. Tampoco estoy ahora para atender a muchos a la vez, el Señor sabe lo que me conviene en todo momento. Éste año como somos 17 aplacé la comida familiar para cuando pueda ser, y por la tarde vinieron a felicitarme, pues vinieron los que tenían que estar, me costó un poco comprender que los ausentes, eran los que viven más cerca. Lo acepté con naturalidad, somos libres para actuar y tampoco soy tan importante. Aunque cuando quedé sola me dolió un poquito, tampoco soy de piedra.
Lo que sí es importante para mí, es que nos sigamos queriendo, cada cual a su manera, pero nos mantenemos unidos, sobre todo cuando nos necesitamos, somos uno. Y es que para mí, es muy importante la família y si con todos ellos pudiera compartir la fe, ya sería maravilloso.
Gracias Nacho, por motivarnos a reflexionar.
Feliz Navidad a todos y que el 2021 sigamos con salud y mejores. Un abrazo.
Realmente ¿Qué celebramos en Navidad?
No seria justa, si pensara que la Navidad es una fiesta en la que el objetivo es pasarlo bien comprar, hacer regalos, comer beber y reunirnos con amigos y familia, es cierto que lo que vemos a nuestro alrededor es mucho consumismo y superficialidad pero hay más que todo eso. Somos muchas las personas para quienes la Navidad es la celebración del nacimiento de Jesús, la esperanza de salvación que El nos trajo y que cada año recordamos y celebramos.
¿Cuál es el sentido de la Navidad?
La renovación de la esperanza de salvación que Jesús nos trajo, y la activación de nuestro deseo de ser mejores, poniendo en práctica las enseñanzas de Jesús.
¿Es posible otra Navidad?
¡¡Todo es posible!! Con la forma de vida que en la que estamos inmersos ,la manipulación a la que estamos siendo sometidos, y todos los problemas de convivencia que estamos teniendo etc….lo tenemos difícil pero estoy segura que Él no nos abandonará y por encima de todo vencerá el AMOR.