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1º.- ¿Cómo percibo el fenómeno del populismo?

By 15/01/2021Sin categoría

Los derechos humanos existen para proteger a las personas de los abusos y el desamparo de los gobiernos. Los derechos limitan lo que un Estado puede hacer e imponen obligaciones con respecto a cómo debe actuar. No obstante, en la actualidad, una nueva generación de populistas está malogrando estas garantías. Pretendiendo hablar en nombre del “pueblo”, consideran a los derechos un impedimento para lo que ellos entienden como la voluntad de la mayoría, un obstáculo superfluo que se interpone a la defensa de la nación frente a las amenazas y los males que supuestamente se ciernen sobre ella.

El populismo se torna más atractivo a medida que crece el descontento con la situación actual. En Occidente, muchas personas sienten que han quedado excluidas debido al cambio tecnológico, la economía global y la creciente desigualdad. Los siniestros incidentes de terrorismo generan aprehensión y temor. Algunas personas no se sienten cómodas con sociedades donde hay ahora mayor diversidad étnica, religiosa y racial. Existe una sensación cada vez más marcada de que los gobiernos y la élite no tienen en cuenta las preocupaciones de la población general.

El populismo es una cuestión muy compleja. Dos son los significados más generales a la hora de definir el vocablo “populismo”: “uno es la tendencia o afición a lo popular en todos los ámbitos de la vida, en especial en el arte” y el otro “es la tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo”. Pero digamos que el “populismo” es muy complejo, pues aunque se le suele tomar como una cuestión política, es también una manera de relacionarse en la vida social, cultural, religiosa. Es algo que nos afecta y nos interesa a todas las personas. Los acontecimientos ocurridos recientemente en el Capitolio americano se han convertido en un espejo para muchos países, es un signo de los tiempos. Creemos que es oportuno tomar conciencia del mismo e intercambiar y poder contribuir a hacer un Mundo Mejor.

https://www.youtube.com/watch?v=KROh78j33o0&t=30s

Por qué no relato mi percepción y la comparto:

  • Qué me llama la atención,
  • Que interrogantes o preocupaciones me planteo
  • Cómo me siento ante el populismo

17 Comments

  • Ana dice:

    Ante este tema, después de leer los comentarios me apetece clarificar lo que yo percibo del populismo. En una definición que he encontrado “Populismo es la tendencia o afición a lo popular en todos los ámbitos de la vida”. Encuentro que esto es un poco simplista, pero me sitúa en línea.
    A lo largo de muchos momentos de mi vida me he sentido empujada a situarme frente a determinadas modas o situaciones imperantes en el momento. Yo casi siempre me he resistido a seguir tendencias porque sí, soy un poco rebelde a que me tracen el camino a seguir. Ante este fenómeno actual que sitúa la política y los comportamientos sociales por una determinada senda, me llama la atención que muchas personas se dejen llevar por personajes y líderes que ofrecen respuestas fáciles y que no son posibles de cumplir, sin plantearse que ante los momentos de dificultad como los que estamos viviendo, lo más conveniente es buscar alternativas positivas que nos ayuden como personas y como sociedad a mejorar en lo posible y desde cada uno, nuestro entorno, y contribuir a crear ámbitos de relación más fáciles, más cercanas. En resumen situarme en el servicio y la facilitación de las relaciones con las personas que comparto vida.

  • Eduardo Cruz dice:

    El populismo busca funcionar aplicando soluciones simples a situaciones complejas. Suena bien. A nadie le parece mal. A veces se logra algo. En general se logra poco o se empeora la situación de partida. En asuntos muy tecnológicos hay procesos que se pueden simplificar y mejoran. En asuntos que afectan a los intereses de personas no suele ser así. Dirigir o liderar organizaciones suele ser difícil. Porque los cambios que se emprenden no suelen ser los esperados o vienen bien solo a unos, a otros mal. Las soluciones populistas a menudo son atractivas pero no suelen ser amplias, completas, dejan fuera temas de interés. No es raro que decepcionen desde su anuncio. La decepción no se olvida, se reclama, revierte, se denuncia, se protesta y cunden sentimientos de injusticia, desprecio y abandono hacia el o los responsables. Me llama la atención que haya tantas personas que escuchan y aplauden soluciones y nada desconfían de medidas que es fácil ver que pueden no ser válidas. Ejemplos, muchos, en la vida cotidiana.

    • Rafi dice:

      Eduardo, estoy completamente de acuerdo con tu comentario. Se equivocan cuando ignoran la inteligencia de quien los escucha.

  • Rafy dice:

    Todos los comentarios son interesantes…y naturalmente comparto con unos más que con otros!
    Me siento tan impotente ante los populismos que no se explicar bien al respecto! Y por otra parte…me pregunto…El ser humano tiene solución? Mejor cultivar en mi corazón paz , perdón, y esas actitudes que aunque sean un sólo grano, confío ayuden a hacer granero por un mundo mejor!
    Gracias

  • Jose dice:

    LOS POPULISMOS

    Los populismos explotan el malestar de sectores de la sociedad que han perdido la fe en la democracia.

    Este fenómeno no es nuevo; se lleva advirtiendo desde hace mucho tiempo de la formación de una sociedad separada y enferma por una profunda raya de “diferencias”.

    Cada vez hay mas personas que se quedan atrás porque sus vidas han empeorado con el fenómeno de la globalización, personas que acumulan resentimientos contra una clase social elitista que se están convirtiendo en los dueños del mundo, y que no abordan con decisión las soluciones que se necesitarían para hacer un mundo mejor.

    Este malestar es explotado por los populistas de cualquier bando, que creen crecer electoralmente para conseguir el poder a lomos de la ira, ofreciendo soluciones milagreras a golpe de marketing.

    Creo que todos nos preguntamos ¿Por qué? ¿De donde viene esta rabia?

    Si lo miro de un punto de vista económico, se esta primando una sociedad marginada, con sueldos estancados, perdidas de derechos, inseguridad en general, y una desigualdad cada vez mas agudizada. Las clases medias se han empobrecido y las formas de mejorar el status social se ha puesto cada vez más difícil. Actualmente en casi todo el mundo, pero también en España, un trabajador medio en una gran ciudad, necesita el doble de horas de trabajo y de salario, para poder acceder a una vivienda digna, con el problema de que esta posibilidad de trabajar mas, para ganar mas, es cada día mas inviable, solamente tenemos que mirar las cifras de personas desempleadas, y ante este panorama la esperanza se va difuminando poco a poco.

    Si lo miro de un punto de vista psicológico, muchas personas sienten que no se esta respetando su dignidad, y algunas clases dirigentes lo olvidan y si pueden lo agudizan. El mundo se esta dando cuenta de que a nivel global, estamos sufriendo una epidemia de individualismo, que esta provocando una perdida de interés por lo común; esto puede acabar creando sociedades disfuncionales.

    Los síntomas populistas, como ya he dicho anteriormente no son nuevos, ya estaban ahí, a la vista, la sociedad lleva tiempo padeciendo epidemias de muchas clases, consumismo, creciente consumo de estupefacientes, intolerancia respecto a los puntos de vista ajenos- si no piensas como yo eres………- estas epidemias se han disparado posiblemente por el gran consumo que hacemos de las redes sociales, Internet, etc a las que hemos convertido en las portadas de “ratificación de nuestros prejuicios”, pero que bien utilizadas pueden ser una puerta para evitar estas epidemias,

    La sociedades han pasado de euforia, la ilusión, la garra, la esperanza, a la situación de “porque molestarse”, y las consecuencias de perder, sobretodo la esperanza, pueden ser devastadoras. El estilo de vida materialista y egoísta de la vida contemporánea, reduce el interés por el bien común; y al aumentar las desigualdades sociales, en riqueza, explotación económica y los privilegios del dinero, están impidiendo el desarrollo de las democracias.

    La inseguridad engendra miedo, este miedo a los cambios, a la decadencia, a los extraños, en definitiva a un mundo ajeno, esta rompiendo la confianza en la interdependencia en que se basan las sociedades civiles, ya que <<ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz, si la mayoría de sus miembros son pobres y desdichados.

    Pero ¡¡ no perdamos la esperanza, esta misma sociedad civil, podemos revertir el problema de los populismos¡¡ manteniendo la calma, observando y prestando atención a la información que se recibe.

  • Marita Zúñiga dice:

    Mirado desde el sistema neoliberal imperante en nuestro mundo globalizado, el término populismo tiene un tinte negativo para denominar a las ideologías populares que se oponen a él, o que buscan contrarrestar sus efectos de pobreza, opresión, explotación, guerra y muerte de tantos hermanes en distintos puntos del planeta, incluyendo la destrucción paulatina de nuestra casa común, en función del reinado del mercado y el enriquecimiento de una minoría. Es cierto que todos los “ismos” denominan extremos indeseables, puesto que en la posmodernidad, hemos redescubierto el sentido de la integración, de no dejar a nadie fuera de la comunidad ni de la distribución justa de los bienes que nos proponen no sólo el evangelio sino también grandes filósofos de la antigüedad y de otras culturas religiosas. No hallaremos en esta oposición y polarización más que sentimientos de odio, enojo y visceralidad.
    Me preocupa y ocupa que al mirar desde una sola vereda nos quedemos seguros de tener “la mirada”. En América Latina, los gobiernos y las ideologías llamados populistas no son más que la cara de aquellos que buscamos otra opción al capitalismo neoliberal, a través del reconocimiento de que nadie tiene la verdad única, y con la seguridad que los valores que colocan al mercado en primer lugar, se oponen a las necesidades de las mayorías. “Donde hay una necesidad, hay un derecho” dijo Evita, y la mayoría de los pueblos llamados de tercer mundo por algunos que se consideran de un primer mundo carecemos de muchos de ellos.
    Nora Merlín expresa que cuando el pueblo se constituye en agente político, se inicia un proceso gradual de aparición de nuevos derechos y condiciones de vida. Nuevas demandas que se van incorporando y generando en el mismo pueblo la necesidad de luchar por sus derechos. En este sentido, cuando el pueblo busca rescatar su dignidad a través de los caminos democráticos, no es difícil imaginar la batería de discursos neoliberales que tratan de desarticular esta unidad en la búsqueda del Bien común y de lo solidario que surge de otra manera de pensar las relaciones intersubjetivas. Y más aún teniendo en cuenta que cuentan con todo el poder político económico, los medios de comunicación, las redes y por sobre todo el poder epistemológico. Creo que Francisco, en mucha de su producción y especialmente en Fratelli Tutti, se refiere a ello.
    Me parece un buen punto empezar a escuchar nuestros relatos acerca de nuestras ideologías, para poder acogernos unes a otres sin demonizarnos. Somos hermanes en un mismo camino de construcción común, que habitamos la misma Casa y que gracias a Dios somos distintes y complementarios. Cada une somos portadores de una parte de la verdad.

    • Nacho dice:

      Gracias Marita por aportar una visión del populismo, que nosotros aquí se nos puede escapar. Lo dices muy bien al final de tu comunicación, es positivo intercambiar libremente sin prejuicios y dispuestos a escucharnos. Gracias

    • Amparo dice:

      Gracias Marita, la manera en que expones tú visión del populismo es diferente a cómo lo percibimos en Europa, me ha ayudado a clarificar un poco mi posición…

  • Hace unos años, la primera vez que escuché la palabra populismo, no se por qué, me chirrió, no entendía muy bien su significado. Pero reconozco, que me hacía pensar era algo negativo. Pues todo lo que acaba en ismo, creo no es bueno: egoísmo, machismo, consumismo, egocentrismo, pesimismo, etc.
    Ahora, pienso que la palabra popular, lo que nace del pueblo, como costumbres, culturas, fiestas, formas de vida, etc. se ha transformado en otra palabra que no me es cercana y mucho menos positiva.
    POPULISMO, aquí hay un gran ISMO que me atemoriza, porque tiene una gran capacidad de arrastre. Y no me gusta, porque no me gusta que me manipulen, me mientan, y nos infundan miedos que nos paralizan. Es muy urgente que despertemos, que perdamos el miedo (yo no lo tengo) a manifestar nuestro malestar ante tantas injusticias y atropellos a los más pobres y vulnerables.
    Personalmente me hiere en lo más profundo, que los gobernantes, a quienes elegimos para que velen por el pueblo, haciendo valer los Derechos Humanos, imprescindibles para un buen funcionamiento de las sociedades, nos mientan con promesas que no cumplen, que parecen burlarse del pueblo que los ha elegido, nos roban y se aprovechan del pueblo, machacándole con los impuestos más elevados que los sueldos y pensiones. Así se empobrece a un país, mientras ellos se enriquecen a costa de los que trabajan. A veces, permitidme el atrevimiento, visto que cada vez los que nos gobiernan tienen un nivel cultural y humano más pobre, me hacen pensar, que se meten en política para tener buenos sueldos con el mínimo esfuerzo. Pues parece su trabajo conste de insultarse unos a otros, y hacer que el pueblo, confundido, esté cada vez más dividido unos y anestesiados otros. Todo ésto, creo se deriva de sus contradicciones, mentiras y metidúras de pata.
    Pero como cristiana, también me preocupa grandemente, cómo ante tanta injusticia hacia los más pobres, los migrantes, sobre todo los africanos, que nuestros obispos estén cómodamente callados en sus Palacios, cuando deberían como Jesús hacía y nos enseña, denunciar las injusticias y levantar sus voces.
    No sé cómo saldremos de éste enrredado bucle, agravado por la pandémia, lo que sí sé, que no quiero me roben la esperanza de que algún día todo ésto cambie.

  • Jose Miguel dice:

    Considerando que el populismo es una ideología de difícil delimitación, con interpretaciones del fenómeno por los politólogos no siempre coincidentes, observamos que en la actualidad se hace uso del término tanto para intentar etiquetar movimientos político sociales de características muy distintas, como para adjetivar determinadas actuaciones enmarcadas en ideologías lejanas a los postulados populistas. Y esta falta de precisión en el uso del termino, que puede tener connotaciones de perversión del lenguaje por ese uso indiscriminado del mismo, es el aspecto que más me llama la atención. ¿Cuando oigo o leo en los medios de comunicación la palabra populismo o populista, realmente se está haciendo alusión a un programa económico o a una ideología populista, o se está adjetivando con intereses torticeros actuaciones lejanas a este movimiento político?
    De los movimientos populistas me preocupan diversas cuestiones que en ningún caso desearía que se instalaran en la sociedad en la que vivo:
    a) La amenaza que suponen para la democracia liberal en la que se asienta la convivencia de las sociedades occidentales, entre ellas, la española.
    b) Las débiles, o mejor simplistas, respuestas que da a los problemas que las sociedades occidentales tiene en este momento, entre otros, la falta de respuesta de las ideologías dominantes a las necesidades y preocupaciones de la sociedad.
    c) La radicalización social que implica fomentar el antagonismo entre los grupos sociales en los que arraiga y dice representar (conscientes de su situación periférica respecto a los centros de poder) y las élites o bloques de poder.
    d) El antieuropeismo que defienden. Ante los problemas de la Unión Europea (escaso liderazgo e incierto modelo de futuro) en lugar de sumarse al debate que aporte salidas a esa crisis, optan por defender lo que mejor fuera.
    Apoyo a los movimientos políticos y sociales, acordes a mi ideología, que sostienen el estado de derecho contenido en el sistema constitucional, por más que este apoyo sea un apoyo crítico, en aras a forzar respuestas acordes a las necesidades que la sociedad tiene.

  • BERNAT dice:

    Tras ver el video que me parece muy sencillo e interesante me llama la atención como la concepción de lo que llamamos populismo se presenta a sí mismo como una posición de servicio al pueblo (excluidas las elites explotadoras y las clases marginales que viven a expensas del pueblo) y de salvador de las situaciones de injusticia con formulas simples y sencillas, alejadas de la realidad compleja en la que nos toca vivir. El populismo en sus diversas formas y nombres se presenta como “la solución”, la única, no como una posible solución.

    La vida en común no es fácil, o mejor dicho puede ser todo lo fácil o difícil que cada uno de nosotros nos empeñemos. Y lo comprobamos a nivel familiar donde las diferencias personales pueden ser un obstáculo o una riqueza, depende del valor que entre todos le demos. Si uno de la familia se cree en la verdad, se siente superior al resto y encima tiene la autoridad ya nos podemos imaginar… Respetarnos todos los miembros de la familia, reconocernos los valores y entre todos crear un ambiente que nos ayude a vivir a gusto es una tarea compleja que requiere de paciencia y constancia por parte de todos. Cuanto más a nivel social de pueblo, comunidad o nación.

    Lo preocupante es que cuando se vive en un régimen democrático hemos ido creando, sin ser conscientes, las condiciones para que aparezcan los populismos, y el mismo sistema no ha creado los mecanismos para mejorar el funcionamiento democrático. Y a mi pobre entender veo algunos signos que favorecen el surgimiento de pensamientos populistas: Algunas cuestiones que se enquistan, gobierne quien gobierne, y no se les da solución. Cierto grado de corrupción y profesionalización de una considerable parte de la gente dedicada a la política. La crisis económica que siempre se ceba sobre la población más débil y vulnerable. Como se ha presentado la migración de las personas y un largo etc… Todas estas cuestiones más el miedo a lo desconocido de un mundo globalizado y de unas tecnologías que nos sobrepasan y nos hacen replegarnos en el conservadurismo de nuestras zonas de confort han creado el caldo adecuado para el surgimiento de los movimientos populistas. Añadamos al descontento generalizado la figura de un buen comunicador que con mensajes sencillos, por no decir simples, transmite solo lo que la gente espera oír, aquello que es más evidente y ofrece la solución a todos los problemas ocasionados por aquellos que nos han gobernado mal y se han aprovechado de nosotros y así tenemos el principio de un movimiento populista. Un artífice que recoge el descontento y presenta la solución con una receta mágica para todos los problemas y justifica que es una solución sencilla-simple que nadie se ha atrevido a utilizar para no perder el estatus y tirar al traste el modus vivendi que les mantiene en el poder.

    Me preocupa como se ha podido crear el caldo de cultivo favorable para que surjan estas posiciones peligrosísimas, las crisis económicas que estamos viviendo producidas por la insaciable sed de riqueza de unos grupos a costa de las inmensas mayorías, la corrupción que se ha ido infiltrando en nuestras clases políticas, el apoltronamiento y deseo de poder de grupos instalados que han creado profesionales de la política en vez de servidores de la cosa pública. Como la clase política ha pasado del dialogo con el adversario para proponer y consensuar al insulto y la descalificación para ganar e imponerse en las próximas elecciones, ocupar el poder y deshacer lo que los otros hicieron, de adversarios políticos han pasado a enemigos políticos. Ellos mismos han propiciado que la gran mayoría de los ciudadanos consideren uno de los graves problemas del país a la clase política. Me preocupa como se ha creado una cultura del conformismo, adormilada por la cultura del bienestar que es ajena a preocuparse por el bien común.

    Ante todas estas propuestas populistas me siento impotente, porque el dialogo con personas abducidas por estas ideas es francamente imposible. Las posiciones egoístas y egocéntricas son tan fuertes que son incapaces de ver que las soluciones no son tan simples y que no se puede gestionar el bien común con una mentalidad centrada exclusivamente en lo mío y en lo de mi grupo, por tanto todo lo diferente no es solo una amenaza sino que es el problema, con el que hay que terminar. Me hace sentir mal, porque pienso que son personas con una escasa cultura y fácilmente influenciables por una persona o grupo que van a ser los lideres de esta transformación. Y los que tienen estudios y cultura los veo como egoístas egocéntricos que solo piensan en beneficiarse ellos mismos, excluyendo al resto, porque en definitiva no piensan en el bien común de todos. Y me duele que se les dé el poder, que asuman la autoridad y se transformen en intérpretes exclusivos de la verdad.

  • macalle dice:

    Cuando se habla de populismo pienso en dos actitudes para conseguir el poder: El engaño a los de abajo (al pueblo llano) con soluciones fáciles y la violencia verbal hacia sus iguales (los “compañeros” de otros partidos) sacando a relucir lo malo que tienen (real o inventado) para aparecer ellos más buenos.
    Estos ingredientes, creo que lo tienen todos los partidos políticos, en todas las épocas, aunque en distinta medida. Todos tienen su dosis de populismo, así entendido.
    Veo (creo ver) que, conforme van subiendo del plano local al nacional, se van acentuando esas actitudes.
    También veo (creo ver) que en las últimas décadas, nuestros políticos han aumentado su violencia verbal
    ¿Qué puedo hacer? Tomar conciencia de que yo (como el resto de los humanos) tengo que lidiar con estas dos fieras que la puedo renombrar como: hipocresía y critiqueo.
    Lo sensato, ético y espiritual es corregir en mí los defectos que veo en ellos.

  • Cristóbal dice:

    Al leer el comentario de introducción, se me ha venido a la cabeza:
    • Que aunque este fenómeno es antiguo, en los últimos tiempos está tomando cada vez más fuerza.
    • Que aunque con matices diferentes, está afectando a distintos tipos de sociedades.
    • Que se está polarizando en respuestas políticas.

    Ante este fenómeno, que constituye un signo de este tiempo, me surgen muchos interrogantes, que me cuestionan y preocupan:
    • ¿Qué está pasando en las sociedades que está detrás de este fenómeno? ¿Son causas que están manejadas, o son causas, que provienen de la forma en que nuestras sociedades no son capaces de adaptarse y dar respuestas adecuadas a los cambios y situaciones de nuestro momento histórico?
    • ¿Por qué está extendiéndose a tantos lugares tan diferentes, aunque sea más significativo en Occidente?
    • Otro importante interrogante que me surge, es ¿cómo puedo asimilarlo y darle respuesta desde mí?
    Este fenómeno desde hace años me inquieta, preocupa, y me intranquiliza. No dejo de reconocer que no debo dejarme seducir por respuestas simples, ante un fenómeno que es muy complejo y tiene muchas ramificaciones.
    La forma de sentirme ante él ha cambiado a lo largo del tiempo, en un primer momento lo vi como la reacción de sectores de población, alejados, minoritarios y que se irían diluyendo. Sin embargo, el paso de los años, me está haciendo ver que es algo con raíces profundas. Y es probable que tengan mucho que ver con el deterioro de las formas sociopolíticas que nos hemos dado y de la falta de respuestas de adaptación de nuestras instituciones, y de nosotros mismos a los nuevos tiempos,
    Lo siento como un fenómeno de reacción defensiva de las personas y los grupos sociales ante los muchos cambios que estamos viviendo. También lo siento como algo ante lo que me debo plantear que hacer desde mi parcela de vida, no me vale sólo preocuparme, culpar a otros, o desentenderme.

  • Nacho dice:

    Lo sucedido en el Capitolio americano ha sido como la gota que colma el vaso. Desde hace bastantes años en las elecciones para gobernantes, en diferentes países, vengo observando que vienen eligiendo a “personajes” un tanto extraños, por decir algo suave. Más que elecciones parecían exaltaciones.
    Mi curiosidad me ha conducido a tratar de comprender que es lo que hay detrás de esos fenómenos, que algunos califican de nuevos populismos. Me vengo preguntando: ¿Cómo pueden presentarse estos personajes a las elecciones? ¿Es que no hay un control de calidad humana? ¿Cómo es posible que tanta “gente” vote a estos “personajes”? ¿Qué intereses subyacen a este fenómeno tan anómalo? ¿Qué expectativas vienen a colmar? ¿Qué es lo que puede unir en el voto a gente tan diversa en su condición social, en su manera de pensar…? ¿Qué se les ofrece, a parte de unos luminosos eslóganes? ¿Qué es lo que impide a sus votantes ver que son embaucadores más que liberadores? ¿Cómo no llegan a percibir que son promesas vacías, que son imposibles lo que se les ofrece?…
    Comprendo que este fenómeno del populismo no es algo que ocurre solo en la política, aunque reconozco que es lo más público y notorio, pero constato que también se da en la vida social, cultural, deportiva, religiosa, en espiritualidades importadas de oriente… Para mí todos los “–ismos”, como consumismo, fideísmo, ecologismos, espiritualismo… son sospechosos. Yo ante los diferentes “–ismos” me suelo hacer estas tres preguntas: ¿Qué me dice el sentido común sobre este fenómeno? ¿A quién beneficia? ¿Cómo es considerada la persona humana en su singularidad, es decir, la calidad humana del fenómeno?
    Ante cualquier populismo me siento incómodo, soy hasta alérgico. No quiero permitirme ni el menor fanatismo, ni siquiera religioso o deportivo. No me gusta que me manden, ni me digan lo que hay que hacer; pero igualmente no me siento a gusto, tanto que me sigan como si tengo que “seguir” a alguien, suelo elegir el camino del compartir e intercambiar.

  • amparo dice:

    Me asusta esta palabra, creo que es una manera de manipularnos con frases hechas, fáciles, contundentes, pero que no son verdad y van calando en el estado de ánimo de las personas que peor lo están pasando.
    Es un no asumir responsabilidades, echar la culpa a los demás, alejarnos de sentirnos humanos y cercanos a sentir que somos superiores y solamente la persona blanca, tiene derecho a tenerlo todo.
    Abre cada vez más brecha entre los pobres y ricos, blancos y negros… En una situación como la que estamos viviendo de crisis económica, de valores, de pandemia, se quiere aprovechar para crear más división y enfrentamiento; pone en el brete todo aquello por lo que se ha luchado y vertido tanta sangre para lograr la igualdad entre las personas.
    Cada vez cala más el mensaje de que los inmigrantes vienen a quitarnos el trabajo, cuando lo cierto es que vienen a solucionar nuestros problemas, cuidar a nuestros mayores, hacer los trabajos que nosotros hemos desechado… Frases como «nos quitan nuestros derechos», «sólo les dan ayudas en comedores, ayudas sociales, techo… a los que vienen de fuera»… Las mentiras van cogiendo fuerza y se extienden como una marea.
    Las redes sociales también ayudan en la proliferación de este fenómeno.
    No sé como hacerle frente, cuando tengo oportunidad desmintiendo y denunciando los atropellos que sufren las personas más vulnerables; pero me asusta como crece y la situación que vivimos hace unos días con el asalto al capitolio es como si hubiéramos retrocedido siglos; maneras de vestir, banderas, sloganes… Aquí en España y en Europa también están creciendo estos fenómenos y hemos de entender que por más veces que se repita una mentira no se convierte en verdad, sigue siendo mentira.
    Me preocupa la subida de partidos que apropiándose el nombre de Dios y creyéndose en la verdad absoluta puedan destruir todo lo que tanto ha costado construir, la igualdad entre las personas, el respeto al diferente, la aceptación de otras formas de vivir la sexualidad… La falta de altura de nuestros políticos que sólo actúan a corto plazo, cada vez más corto, sin tener en cuenta el bien común. Me entristece que la Iglesia calle, que no denuncie y que no se posicione ante estas falacias.
    Me preocupa la proliferación de individuos que están al frente de la política de nuestro mundo y cómo puede llegar a desarrollarse esta situación. Faltan personas dispuestas a dar la vida por defender la verdad y a los más pobres de todo.
    ¿Qué sociedad estamos construyendo?, ¿qué futuro estamos dejando a nuestros hijos?
    Tengo más preguntas que respuestas.

  • ANTONIOCABRERA CARDONA dice:

    En los últimos tiempos están surgiendo movimientos y partidos políticos de índole «POPULISTA».

    Generalmente estos predican doctrinas de de extrema derecha o extrema izquierda, a mi entender los extremos siempre resulta viciosos y no solucionan los problemas de la sociedad, mas bien los agravan.

    Observo que la sociedad es facilmente manejable, salvo honrosas excepciones que normalmente son marginadas e incluso perseguidas, nos dejamos arrastrar por líderes que nos dibujan con sus palabras una política ideal mas justa, mejor economía para todos, mejores leyes, etc., resultando al final que se saltan los elementales Derechos Humanos, siendo realmente lo único que persiguen es el «PODER» y no el servicio al pueblo y su bienestar, como debería al labor del buen líder teniendo esto último en un segundo plano .

    Como se desprende de todo lo escrito no soy partidario de ninguna doctrina «POPULISTA», mas bien me causan miedo y profundo respeto.

  • Victor Hernandez dice:

    Es un término que viene a colación por las acusaciones de ciertos sectores neoliberales (en términos de políticas económicas en connotaciones de vulgaridad capitalista y de ganancia como fin en sí misma) a algunas posiciones disidentes ante la globalización como dios y la compra/venta su profeta. Acusaciones que pronto se convierten en imitación. Se acusa a los “populistas” para después imitarlos y hacer de la hipocresía su distinción.
    En general lo percibo como una de las más grandes faltas de respeto a la Dignidad de las personas en carencias socioeconomicaseducativas. Ante toda persona, hay dos formas de relacionarse: USARLAS o AMARLAS. Y el populismo, en su expresión más vulgar, lo percibo como ese USO del hambre de las personas más vulnerables, para conseguir posicionamientos de poder múltiple. Y este uso lo hace la gran mayoría de la clase política en Latinoamérica. Sus finas distinciones son por el nivel de descaro o hipocresía. Las excepciones a este uso, son referencia que desgraciadamente son arrinconadas sin hacer noticia.
    La acusación del sistema capitalista en su galopante y aplastador sistema, a quienes intentan realizar alternativas de gobierno con más referencia a prestaciones sociales, es lo que percibo como el uso más publicitario.

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