Gracias por el escrito, “Navidad, ¿otra oportunidad?”, que me ha ayudado a entrar dentro de mí, reflexionar y recordar las formas en que he vivido las navidades.
En mis años de trabajo, con alumnado de educación infantil (3, 4 y 5 años), decidimos unas navidades, pensar en cosas que podíamos regalar que no se compraran en las tiendas. Cuantas propuestas salieron, que con gran alegría anotábamos con letra o dibujos en un árbol grande, colocado en lugar visible. Dar abrazos, recoger los juguetes, poner la mesa, escuchar a papá,
Jugar con Daniel que tira bocados, decir cosas buenas en vez de acusar, prestar mis lápices de ceras nuevos, compartir mi bocadillo, ayudar a mamá, poner cara alegre, tirar las cosas que no sirven a la papelera, saludar, decir gracias, pedir las cosas por favor……., y podría seguir con una lista interminable. Eran nuestros primeros intentos de evitar un exceso de consumo y valorar aquello que nos ayudaba a vivir mejor. Al compartirlo con las familias tuvimos un tema para dialogar durante el curso y tomar posturas ante el exceso de gasto innecesario.
Vivir de dentro a fuera y de abajo a arriba, es un camino que deseo llevarlo a mi vida cotidiana. Lo tengo muy claro a nivel teórico, en la práctica fallo más y vivo muchas contradicciones.
Cuando lo hago así, soy más yo, el comportamiento sale de mi no es algo que viene de fuera me indica lo que he de hacer y solo es necesario seguir las pautas dadas.
Por mi rebeldía, cosa habitual en mi trayectoria de vida, me he preguntado muchas veces, sobre la forma de sentir y vivir la espiritualidad. No entendía que fuera un traje que usaba en ocasiones, al acudir a un acto religioso, una reunión de equipo, cualquier actividad relacionada con la iglesia que una vez terminada, me quitaba el traje y hasta la próxima.
Desde hace algún tiempo, compartiendo camino y experiencias con personas muy queridas, vamos descubriendo la importancia de lo cotidiano, es ahí donde vivimos nuestra espiritualidad y todas las cosas que llenan nuestro día a día.
Mi deseo para estas fiestas y el próximo año, es que esta actitud de compartir, dialogar, alegría, reuniones familiares, de amigos, solidaridad, escucha, entusiasmo………., la hagamos presente durante todos los días, sin esperar para ello, que lleguen las próximas navidades.
Comparto esta oración “Señor, sal al encuentro de las personas que te buscamos y que, en ese encuentro, te reconozcamos”
Que podamos celebrar muchas veces el cumpleaños de Jesús, el lleva ya mucho tiempo con todas las personas.