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El desafío de vivir la paz

By 21/01/2023Sin categoría

Llevamos unos diez meses con la exposición mediática de la guerra de Ucrania y conste que, no es la única, hay otras muchas guerras silenciadas por esos mis medios de comunicación como la de Siria, la del Congo, Nigeria, y un largo etcétera, pero parece que el occidente la de Ucrania la sentimos más cercana y, por diversos intereses, estamos más implicados.

Llega un momento en que algunas personas nos preguntamos desde la impotencia ¿Yo qué puedo hacer para que termine esa guerra? Directamente hay que ser sincero y ver que no puedo hacer nada. Indirectamente podría contribuir a atenuar sus efectos en la población solidarizándome en acoger algún niño o niña, colaborando económicamente en las campañas que se hacen en favor de las víctimas. También puedo unirme a las propuestas que la impulsiva religiosa Lucía Caram…

Yo creo que tengo algo más a mano y cercano y es el ver que esta situación de guerra puede ser una oportunidad para tomar conciencia de algo que está a mi alcance, como es el contribuir a crear un clima y dinamismo de paz. Para ello tengo que concienciarme que esta guerra, cualquier guerra, es un desafío y oportunidad de paz para mí. La paz comienza por mí mismo. Mientras la paz no sea sentida en mi interior, no podré gozar de paz exterior. La paz interior es armonía, para encontrarla tengo que afrontar el combate de ir superando el mal con el bien, la falsedad con la verdad, el odio con el amor. Por eso me pregunto con sinceridad ¿Siento armonía dentro de mí? ¿Qué me grita en mi interior? ¿Qué sombras me cuestan reconocer y acoger?

Solamente y en la medida en que sinceramente me atreva a vivir la paz en mí podré abrirme a promover la paz en el exterior empezando por mis relaciones familiares, de amistad, de vecindad, de grupo, de comunidad, emigrantes… ¿Tengo cuestiones pendientes? ¿Qué silencios, distancias, indiferencias mantengo en esas relaciones? ¿Qué choques, conflictos, indiferencias sostengo con algunas personas o grupos?

Creo que es en el ámbito de mis relaciones con los más próximos y con los más distantes por cultura, genero, religión. Es ahí y desde ahí donde yo puedo contribuir a potenciar un clima de paz y hacerme más consciente y comprender de forma más profunda la conflictividad humana. Ese es también mi campo de “batalla” en donde tengo que ejercitarme en asumir la rivalidad que se da en toda relación y verla como una complementariedad; afrontar las diversidades de carácter, de percepciones, de sentimientos, de visiones y ver en ellas una oportunidad de crecimiento en humanidad. Es más, me parece que eso me está ayudando a despertar que las relaciones humanas, hijo, hermano, amigo, compañero…, no es algo que se da como algo ya existente, y solamente tengo que mantenerlas. No, las relaciones son algo vivo, que están llamadas a crecer, sino fenecen.

Podría decir, bastantes veces, que “tengo” relaciones, pero no las “vivo”, me dejo llevar por la situación. No aprendo de ellas, no crezco humanamente en las mismas y así no contribuyo a potenciar el clima y dinamismo de paz, de reconciliación, de acogida y de crecimiento en humanidad. Ahí, aquí y ahora quiero asumir el desafío de vivir la paz.

Nacho

2 Comments

  • feliciano dice:

    El desafío de vivir la paz, es una asignatura pendiente.- Algo que olvidamos a diario, que ni siquiera pensamos en ello; pasamos, como de tantas otras cosas sin advertir la función tan bella y hermosa que puede obrar en nosotros y en los demás.- La paz es un ingrediente sin el que no se puede vivir.- La paz nos abre camino para las relaciones humanas, para acogernos como hermanos, para mirarnos cara a cara, para entender una misericordia entrañable que nos enseña y restaura nuestras heridas.- La paz, la paz tan deseada y tan lejos de ser vivida y practicada.- Sí, empecemos a vivirla en nuestros corazones, es el inicio de todo motivo de paz, de ahí ha de nacer una paz grande y hermosa.-

  • Cristóbal dice:

    Valiente reflexión. Tu relato experiencial, me ha hecho pensar y sentir que a mi me pasa algo parecido. Me quedo con plantearme qué puedo hacer a gran escala, pero olvido que lo que está a mi alcance, es aquello que está en mi cercanía, en mis relaciones, y ahí sí que puedo hacer, cuidar y trabajarme para conservarlas, mejorarlas y contribuir a un ambiente de paz.
    Por otra parte pienso que lo que planteas, no es algo que nos resulte fácil, no porque sea difícil, sino porque nos quedamos en los alrededores de las cosas , miramos a los grandes gestos y a lo que tienen que hacer los otros, los que mandan, los que dominan, pero no entendemos que lo que está a nuestro alcance, es lo que podemos modificar en nosotros, y una vez empezado por ahí, algo cambiará.
    Pienso que tu comentario no es fácil de asumir, para ello se hace necesario que primero nos asumamos a nosotros mismos como buscadores de paz en nosotros y en nuestras relaciones, y creo que esto nos cuesta bastante.

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