Observando mis reacciones ante acontecimientos de la vida reconozco que no soy muy dada a reacciones rápidas. Más bien me caracterizo por dejar pasar un tiempo de asentamiento de la situación para reconocer y juzgar o tomar decisiones.
Este verano he vivido dos experiencias que me han dejado huella: El Encuentro en Segovia y el Encuentro de La Estrella.
No han sido unas experiencias puntuales sino resultado de un proceso que llevo viviendo y compartiendo en grupo.
Al vivirlos uno a continuación del otro he experimentado con intensidad su progresión y complementariedad.
En Segovia con el tema : ”Desafíos de humanización hoy”, me sirvió para, de nuevo, hacer un barrido intenso y profundo a cómo gestiono mi vida con relación al mundo que me rodea desde cerca y desde más lejos.
Lo más interesante es el compartirlo con los demás. Verme reflejada en las experiencias de los otros. ¡ Cuántas aspiraciones comunes¡ ¡Cuántas miradas desde lo hondo de las vidas¡ ¡Cuánta entrega desinteresada¡
Es una aspiración humana el vivir felices, en justicia, en verdad. Estas palabras cobran un valor especial. Unamos nuestras fuerzas, ilusiones, y hagamos que nuestro mundo sea un poco mejor.
Y en La Estrella encontramos el camino: Jesús es el camino.
Cuanto más me acerco a El más me sorprende. Cómo observa lo que ocurre a su alrededor, cómo se interesa por todas las necesidades, cómo hace que cada uno descubra su dignidad y posibilidades de vivir. Cómo valora y hace valorarse a cada uno. Qué fuerza transformadora tiene.
Y lo maravilloso es sentir que lo está haciendo aquí y ahora, en nosotros y en nuestras vidas.
Cada vez quiero más y mejor a la humanidad y que el mundo sea más humano.
Miro al mundo y a las personas de otra manera.
Y siempre contando con El y con todas las personas, comenzando por las que tengo más a mi alrededor.
PD: Tengo presente las aspiraciones y angustias de tantas personas que huyen de las guerras y del hambre.
Maite