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HABLAR ‘DE’ DIOS Y VIVIR ‘SEGÚN’ DIOS, HOY

By 14/04/2011Sin categoría

Me ocurrió hace unos días. Una tarde me había invitado el Consejo Pastoral a animar un retiro en una parroquia de Lima que sigue un proceso de evangelización.

Al ir me condujo un taxista. Durante el trayecto, por cierto duró más de una hora, el hombre me iba comentando las diferencias entre los distintos barrios por los que pasábamos, poniendo de relieve el de la municipalidad de los Olivos,  que había mejorado muchos sus infraestructuras, y sobre todo, las relaciones sociales, cómo la gente estaba implicada en lograr los derechos sociales en el barrio, según él era uno de los mejores de la ciudad y un ejemplo a seguir. Eso nos llevó a hablar ante las ya próximas elecciones presidenciales de la república…, criticaba la poca implicación de la población peruana, por el mismo sistema electoral… y llegábamos a la conclusión, que en este mundo globalizado si los ciudadanos no nos comprometemos de verdad en el ámbito social más próximo, vamos a ser como “marionetas” que nos manejen por intereses desconocidos… Fue un diálogo social y que nos conducía a sentirnos implicados en la vida…  

De vuelta a la casa donde resido me condujo otro taxista, después del saludo de cortesía, comenzó a hablar de que en la vida hay una cosa que para él es la más importante, la única importante, era Dios. Gracias a Dios él era hombre fiel a su  mujer, que también era creyente y además profesora de religión… Su fe en Dios era el centro de la vida familiar, sus dos “hijitas” pequeñas también participaban de la misma inquietud… alguna vez si elevaba un poco su tono de voz para con la esposa, la pequeña le recordaba que eso no le gustaba a Dios, lo que era motivo de reconciliación y gozo de toda la familia. A todo esto, tengo que decir, que yo no tenía oportunidad más que confirman cuanto decía y poco más, Y continuó con su relato contando que en su trabajo de taxista había ayudado a salir de la prostitución a 5 mujeres. Ciertamente les había costado mucho salir de ese mundo de fácil ganancia. Contaba cómo estaba en contacto con ellas, sobre todo en la primera etapa de tránsito a la vida ordinaria, cómo algunas habían logrado casarse y normalizar su vida… Todo gracias a Dios. Dios es providente, Dios es el que nos salva y conduce en la vida… Cuando llegamos al destino solamente pude decirle ¡Que Dios le bendiga!

Ya en casa me quedé pensando. Tomo conciencia de que me encuentro en el Perú donde es comúnmente aceptado el lenguaje religioso y pregunto: ¿no corremos el peligro de confundir hablar de Dios, por vivir según Dios?  Pero a la vez pensaba, como europeo, en nuestro mundo secularizado ¿por qué nos cuesta tanto hablar de Dios? ¿A caso es por que vivimos más conscientemente “según Dios?”

Ahí quedan esas preguntas para compartir…

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