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¡Hay ritos y ritos!

By 16/05/2013Sin categoría

El otro día oí la siguiente noticia en la radio, que me llamó la atención: “Algunos clubs de futbol ofrecen “columbarios” para enterrar las cenizas de los socios que así lo deseen”, y añadió, a continuación, “en el extranjero, hay clubs que también ofrecen espacios y atención para celebrar el nacimiento de hijos e hijas de los asociados, bodas y demás eventos sociales”, con los colores e himno del club”… Hasta aquí la información.

La noticia provocó en mí un diálogo interno. No sabía si tomarlo en serio, o si era una broma. Por mi condición de sacerdote me encuentro celebrando ritos: bautizos, bodas, entierros, hoy no tanto desde el servicio que estoy realizando… Pero lo cierto es que me cuestionó la información: ¿No estaremos tomando a la ligera los ritos, que sin duda tienen un papel social? ¿No está llevando al rechazo, esa ligereza a la hora de celebrar los ritos, en bastantes jóvenes de la sociedad actual? ¿Qué es lo que estoy celebrando un simple rito de “pasaje” de la vida? ¿Qué sentido tiene para mi vida y las personas que lo celebran? ¿Es algo aislado del resto de la vida? ¿Realmente la celebración cristiana le aporta algo singular y propio? ¿Qué es eso propio y singular? ¿No corremos el riesgo de que la celebración cristiana sea simplemente otro rito más, por supuesto con otras letras y otra música?… Creo que es propio de la condición humana, de todos los tiempos, el realizar unos ritos para celebrar los momentos significativos de la vida, como son el nacimiento, la integración en la sociedad, la adolescencia, el estado de vida, el duelo por la muerte de un ser querido… El ser humano no puede pasar sin ritos. Estos indican nuestra pertenencia a un grupo, nos inscriben en una historia y participan en la construcción de nuestra identidad. Los ritos evolucionan, cambian, se adaptan a las diferentes culturas, pero son necesarios para armonizar el tiempo, salvaguardar la memoria, asumir los pasajes esenciales de la vida humana… Pero a los ritos se les pueden vivir con diferentes sentidos y significados, en definitiva dependen del fin con que se celebren. Hay quien simplemente lo celebra y se somete a la costumbre establecida, sin más. Hay quien lo celebra en el marco de su pasión por el deporte, por la música, por la madre tierra, o por el mar… Y hay quienes los celebramos con un sentido cristiano, que supone una experiencia interior de querer vivir y celebrar el sentirnos amados por el Señor Jesús y compartir con los demás ese amor. Sin duda, esta forma de celebrar con “pasión” los ritos de tránsito de los estados de vida, ha suscitado en mí el deseo, sana envidia, de celebrar con más viveza, autenticidad y sentido las celebraciones rituales.

Nacho

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