Al finalizar este tiempo de confinamiento, que tiene su reseña y datación del 14 de marzo al 21 de junio y quedará como referencia histórica, me invita a plantearme esta cuestión: ¿He aprendido algo durante este tiempo de confinamiento?
De forma ingenua, pensaba al inicio que el coronavirus venía y se iría como una resaca ventolera dejando a su paso huellas fácilmente borrables. Ahora, pasados estos meses de confinamiento, comprendo que fue una ingenuidad y una falta de formación científica. Esta criatura invisible ha venido para formar parte de nuestro ecosistema social y alterar nuestros movimientos y programaciones.
Ahora soy más consciente de la anomalía que he estado viviendo. Al principio sentí dentro de mí una rebeldía por el hecho de que se nos confinara en nuestras casas, pero ahora he comprendido mejor que lo anómalo es que nos hayan enclaustrado para protegernos de los demás y para proteger a los demás de nosotros mismos. Se nos ha dicho que así es mejor, pues yo soy una amenaza para ti y tú lo eres para mí.
He tenido que hacer un acto de conciencia reflejo para verlo con otros ojos… Mi reacción inicial de rechazo, para mí ha sido signo de la falta de pedagogía en la manera como se ha realizado el confinamiento. Ha predominado la prohibición a la motivación. El ordenamiento del distanciamiento social ha podido provocar, en no pocas personas, otros distanciamientos interiores de miedo y desconfianza, que sin duda nos alejan de las demás personas. Para vencer ese riesgo he tenido que hacer esta traslación: “mi modo de ayudarte es que me aparte de ti, tu modo de ayudarme es que no te acerques a mí”. El hacer este acto voluntario y consciente es lo que me está ayudando a salir al encuentro de las personas, y no simplemente volver a la “normalidad”, sino a la realidad cambiada por una pandemia.
Estos meses de confinamiento han sido un ejercicio de aprendizaje sobre qué es lo realmente importante: la vida prevalece a los bienes materiales; la solidaridad de unas personas para con otras, frente al individualismo de cada uno para sí mismo; empeñarme con más atención en el cuidado responsable de la naturaleza, frente a usar los bienes y servicios naturales para vivir más cómodamente…
El confinamiento yo lo recordaré desde el profundo deseo de conectar y de querer saber más cómo está el otro; de hacerme presente de formas muy diversas y recordar cosas fundamentales y vivencias compartidas con mi hermana, en directo, y con otras muchas personas por las redes sociales; de repensar el paso del tiempo, que siempre es una oportunidad, aunque no siempre según mis deseos y programas, un tiempo más al servicio del cuidado más que de la producción, de cuidar la salud y las diferentes expresiones de la vida; de que lo visible es el rostro de lo invisible; de reconocer la riqueza profesional que hay a nuestro alrededor; de experimentar que las vivencias significativas se despiertan desde la transformación personal; de creer en el ser humano y en el Dios-Misterio que nos acompaña y alienta.
Nacho
A mi también me ha hecho reflexionar mucho este tiempo del confinamiento. Al principio era como de expectativa, y esto de que va? Pero luego cuando vi que la cosa iba en serio, es cuando me puse a pensar, a valorar lo que tengo, a comprender que tengo fecha de caducidad y que si venia lo peor lo tenia que afrontar con dignidad.
Viví una Semana Santa, intensa, recogida y muy personal, creo que me reconcilié conmigo y, como dije antes, llegué a la conclusión, y además con mucha paz y sin tristeza de que yo puedo desaparecer en cualquier momento y no va a pasar nada, el mundo seguirá existiendo como siempre.
Llegó un momento en que no me interesaron ya tantas noticias la mayoría contradictorias y decidí cumplir las normas por mi y por los demás de mi entorno. Establecí un horario de paseos, de lectura, de oración, recuperé mi labor de ganchillo he hice agarradores de cazuela. Antonio y yo pasamos mucho tiempo juntos, hablamos rezamos, jugamos, etc. juntos y recuperamos costumbres que la rutina había olvidado. Como todo el mundo he recibido emails y watssaps de toda índole, algunos catastróficos, pero los he leido, los he analizado y he decidido que no quiero que me afecten, por eso me puse en plan positivo y de confianza en nuestro Creador.
Como pueden observar mis reflexiones son sencillas, reconozco que no haga grandes y profundos análisis, pero esa es mi realidad, y es lo que yo puedo transmitir, pero me gusta mucho leer y meditar sobre lo que vosotros escribis. Que Dios nos bendiga a todos y nos ilumine en el dia a dia para que podamos hacer el bien en nuestro entorno
El tiempo de confinamiento que hemos vivido, ha sido un tiempo de razonamientos y juicios discrecional, nos hemos ceñido a lo que se oía, lo que se contaba, lo que nuestras opiniones, más menos acertadas, manifestaban sobre un tema del que poco o nada se sabía.
– Un trecho de nuestra vida que se ha manifestado en jirones de miedo en ocasiones, de incertidumbre casi siempre, de cuidados y respeto mutuo, donde no ha faltado el temor en muchos momentos, el sufrimiento y las lágrimas.
– Muchas personas han sacado buena nota, porque lo vivido les ha servido para orientar sus pasos con vistas a un futuro inmediato.
– Conozco gente, como le pasará a usted, que, de momento, se plantea la vida de modo diferente a como lo venia haciendo.
– Todos hemos visto muy cerca las orejas al lobo, hemos experimentado la pérdida de seres queridos o muy cercanos, algunas personas han aprendido a rezar, a suplicar, a pedir para ellas y para los demás, que todo ésto se conserve y perdure, sería un éxito.
– Mi confinamiento ha sido llevadero, son ya varios años confinado para atender a mi esposa y la experiencia es larga.- Aunque usted lo dude, debo decirle, es un gozo poder estar confinado para asistir a una persona limitada al cien por cien; en esta situación la oración nos sostiene, los sacramentos nos alimentan y confortan.
– Debo decir que he aprendido a puntualizar muchas cosas en mi vida.
– Poner la confianza en Dios es palanca que lo supera todo.
– Vivir los días intercediendo por los hermanos fallecidos, por el sufrimiento de sus seres queridos, por cuantos permanecen todavía hospitalizados.
– La pandemia ha sido un toque de atención para todos, ha sido un aviso que no podemos olvidar; aceptarla con paz y serenidad, nos hará más humanos para los nuestros y para todos.-