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Lo vivido en La Rioja 2016

En la segunda semana de agosto tuvimos un encuentro en el Monasterio de la Estrella de San Asensio (Rioja). Un doble desafío sentía fuertemente al comenzar la experiencia de los “Ejercicios de contemplación, con treinta personas adultas y con la larga experiencia de vida, .

En primer lugar, por el prejuicio de algunos o la idea generalizada que muchos de los cristianos tiene de la contemplación; de ser algo para personas especiales, religiosas y religiosos; pero no para la gente sencilla y normal.

En segundo lugar, por la pedagogía de la que servirme; que permitiera conjugar unas explicaciones sencillas, que concedieran desaprender las creencias que se tenían afrontándolas indirectamente, con unos ejercicios sencillos y progresivos y, finalmente, con unos testimonios en los se cotejaran las diferentes dificultades y resistencias de las personas participantes a la hora de acoger la propuesta de descubrir, comprender y, si fuera el caso, acoger para vivir la contemplación en la vida cotidiana.

Soy testigo que las personas participantes, en un clima de intercambio libre y espontáneo, fueron viviendo la experiencia, no sin resistencias y dificultades, con una gran sencillez y disponibilidad.

Al final de encuentro cada persona ha tenido los elementos suficientes para ver si esa forma de relacionarse con Jesucristo de manera directa, sin mediación de fórmulas aprendidas o textos sagrados, que sin duda tienen su valor y hacen su servicio, pero que se puede utilizar en otros momentos, especialmente comunitarios. Ha llegado el momento de hacer un balance propio, independiente de quien ha animado la propuesta. Las personas que hayan encontrado que este camino de la oración contemplativa les sirve y desea continuarla, deberá meditar por propia convicción.

Una intuición que abre horizonte nos ha quedado: “La contemplación no es sólo una forma de oración, también es una actitud de vida”. Quien se introduce en la contemplación es contemplativo en la oración como en sus otras ocupaciones. Los períodos de oración en quietud son necesarios para llegar a la contemplación. Sin éstos no será posible, a menos que la persona sea destinataria de una gracia especial. Pero una vez iniciada, la contemplación se va difundiendo poco a poco, penetrando y modificando toda la vida. Lo mismo nos sucede cuando nos hacemos adultos: el que llega a adulto seguirá siéndolo, ya sea que trabaje o descanse.

 

3 Comments

  • Cristóbal dice:

    A la vuelta del encuentro ¿Qué?
    Desde hace varios días, tras la vuelta del encuentro de este año, me viene rondando en la cabeza sentarme a escribir un comentario sobre lo vivido allí y sobre todo, lo que supone aquella expe-riencia vivida para mi vida cotidiana en este momento.
    La reflexión de Nacho en este blog, ha hecho que me ponga manos a la obra.
    Quiero señalar que por primera vez en bastante años acudí al encuentro de este año “sin guion”, es decir, no llevaba ninguna responsabilidad en su desarrollo, ni tampoco un guion definido sobre cómo se iba a desarrollar. Ello ha hecho que lo viva con una serenidad, paz y ganas de disfrutar de la experiencia. Quiero manifestar que he gozado profundamente, he procurado entregarme a vivirlo y el resultado ha sido altamente gratificante y provechoso para mí. En esto creo que coin-cidimos muchos de los que allí estuvimos. Lo dicho no significa que el proceso fuera fácil ni tu-viera sus momentos mejores y otros de mayor dificultad.
    Sin embargo, creo que lo más importante, es el cambio de mirada o de actitud una vez vuelto a casa y a la vida corriente. Me vine de San Asensio con un firme propósito de ir progresivamente traba-jándome hacia una actitud contemplativa. Ir progresivamente favoreciendo momentos de percep-ción en la naturaleza y en mi entorno, para luego ir pasando a tener ratos de quietud física en los que dejarme empapar del “mantra” repetido Jesu – Cristo, conjugándolo con los momentos respi-ratorios. Confieso que en este período desde la vuelta, una gran vorágine de acontecimientos fami-liares me ha dificultado el cumplimiento con mayor profundidad del propósito señalado, pero dado que estoy convencido de su conveniencia y beneficios, seguiré en ello. Quiero también manifestar que el trabajo de este año me ha hecho percibir bastantes situaciones y momentos de la vida desde una actitud en cierta medida “contemplativa”.

  • P Noguera dice:

    Hace ya mas de dos años, me despertó interés el libro, Biografía del Silencio.P.d,Ors
    Buscaba serenar mi espíritu, o algo así.
    Con el tiempo nos ha llegado afortunadamente, el curso que hemos vivido en este mes Agosto en la Rioja.
    Llevo un tiempo en este camino con pequeñas pausas diarias rodeado de silencio y me va bien como a Ana.
    Quería comunicaros a todo y el grupo, amigos y amigas lo provechoso que a mi me resulta.
    Eso si, nuestro amigo «AC» atiende mis consultas, que no son pocas.
    Finalmente, Nacho lo expresa mejor que yo con estas palabras.
    Una intuición que abre horizonte nos ha quedado: “La contemplación no es sólo una forma de oración,
    también es una actitud de vida”.

  • Ana dice:

    En la segunda semana de agosto tuvimos un encuentro en el Monasterio de la Estrella de San Asensio (Rioja).
    Era para mi,el primer año,que llegué allí…..tranquila y con confianza, en que «Todo, vá a salir bien»

    «Soy testigo que las personas participantes, en un clima de intercambio libre y espontáneo, fueron viviendo la experiencia, no sin resistencias y dificultades, con una gran sencillez y disponibilidad»
    Estos,renglones anteriores, escrito por Nacho, los comparto y los he vivido.

    «Una intuición que abre horizonte nos ha quedado: “La contemplación no es sólo una forma de oración, también es una actitud de vida”. Quien se introduce en la contemplación es contemplativo en la oración como en sus otras ocupaciones. Los períodos de oración en quietud son necesarios para llegar a la contemplación. Sin éstos no será posible, a menos que la persona sea destinataria de una gracia especial. Pero una vez iniciada, la contemplación se va difundiendo poco a poco, penetrando y modificando toda la vida. Lo mismo nos sucede cuando nos hacemos adultos: el que llega a adulto seguirá siéndolo, ya sea que trabaje o descanse»
    Gracias, Nacho.

    Sigo en este camino, la contemplación, ocupa un tiempo y un espacio, importante en mi vida.
    Abrazos.
    Ana.

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