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Los sucesos de París nos interpelan

By 19/11/2015Sin categoría

El hecho
París fue un drama terrorífico en la noche de este viernes y trece. En una cosa estaremos todos de acuerdo: los autores de semejante salvajada son unos verdaderos monstruos. Agrava esta constatación el que no se trata de seis o siete monstruos excepcionales sino de decenas o centenas de miles; y sin duda más monstruosos los organizadores que los pobres ejecutores. Otro aspecto en el que podemos estar de acuerdo es que el terrorismo no tiene ninguna justificación y legitimidad, ni política ni religiosa; el terrorismo es terror, la expresión máxima de la inmoralidad humana en cualquier situación.
Pero no es eso todo lo que cabe decir: porque todos los seres humanos somos capaces de lo peor y de lo mejor: podemos llegar a ser santos pero también podemos llegar a ser monstruos. Y entonces, queda la pregunta: ¿cómo estos muchachos han podido llegar a semejantes niveles de inhumanidad?
Diversas interpretaciones


Son muchas las interpretaciones ante lo ocurrido en París, pero yo me atrevería a resumirlas en cuatro grupos, simplificando mucho.

  1. Hay dos grupos antagónicos y extremos, como son los nacionalismos y los radicalismos, pero que tienen algunas características comunes. Los dos se centran en sí mismos, parten de su posición y desde ahí analizan, condenan o justifican los hechos. En Francia el partido de Lepin ha salido en los medios públicos afirmando, sin más, que deben ser expulsados todos los ilegales, que se cierren las mezquitas en las que se alienta el fanatismo islámico… sin ninguna consideración sobre lo acontecido y, sobre todo, ninguna atención y defensa de la vida y de las personas. Son los sacerdotes de la parábola del samaritano.
  2. Los grupos radicales tampoco hacen ninguna consideración sobre los hechos sucedidos, cuando aparecen en los medios de comunicación es para defender su posición. Condenan a occidente, especialmente a Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y España, por las guerras que han promovido, la espiral de la violencia que han favorecido. Proclaman sus utopías que sueñan más que viven. Creo que son como los levitas de la parábola dicen verdades, pero no buscan la Justicia y la Verdad de lo sucedido.
  3. El tercer grupo de personas, el más numeroso de las ciudadanas y ciudadanos europeos, está en la posición oficial que transmiten los medios de comunicación, especialmente la TV. Se lamentan, se conmueven ante lo ocurrido, se interesan, a veces de manera morbosa, por lo anecdótico, que sin duda fomentan los mismos medios de comunicación, por ejemplo el español que ha muerto hacia tres meses que se había casado, la muerte de una mujer que tenía doble nacionalidad, española y mexicana… Es un hecho singular que en España todas las televisiones han traslado a París su centros informativos, están siendo, hasta el día de hoy, un continuo repetir y, de vez en cuando, se añade alguna dato nuevo. Son aquellos personajes que no aparecen en la parábola del samaritano. Son las personas que se acercan y miran, pero no contemplan; temen más por su seguridad que por su libertad; sienten interés por los relatos de las personas, pero no se sienten implicados y, después de la corriente informativa, siguen con sus vidas acuestas, que solamente se alterará con otra tormenta informativa o alguna cuestión que les afecte personalmente, pues muchas de ellas parece como si no condujeran sus vidas…
  4. El cuarto grupo está constituido por personas y pequeños grupos críticos que tratan de hacerse preguntas como éstas:

Ante los muertos de París y las lágrimas de los vivos:

  • ¿Quién creó, financió y entrenó a Al Qaeda para combatir a Rusia? ¿Y quién concibió y sigue sosteniendo en la sombra al Estado Islámico para desestabilizar todo el Oriente Medio y sacar mayor provecho? ¿No se sientan en el G 20 de los grandes del mundo algunos gobiernos amigos de países, Arabia Saudí en cabeza, en los que encuentran soporte ideológico y financiero los yihadistas que nos combaten y que decimos combatir? ¿No son extrañamente coincidentes los intereses del Estado Islámico y los del poder financiero del mundo occidental, a los que están sometidos casi todos nuestros medios de comunicación que tanto nos mienten?

Ante los dirigentes políticos de los países árabes,

  • ¿A dónde conducís a vuestros pueblos, a esa inmensa mayoría de gente pacífica, con vuestras luchas fratricidas sin fin, con vuestro enfrentamiento secular entre sunníes y chiíes, con vuestros imposibles proyectos teocráticos, con vuestro sueño de califato confesional, medieval, absurdo?

Ante los dirigentes religiosos de la comunidad musulmana universal,

  • ¿A dónde conducís a esa multitud de gente creyente llena de bondad y de generosidad, empeñados como estáis en mantenerla encerradas en el pasado?

Mi interpelación personal

Reconozco que desde hace un tiempo voy saliendo del grupo de los conformistas, pero siento que hay como una resistencia a dar pasos más firmes en la implicación. Ante hechos significativos de la vida, no solamente los de mayor notoriedad como los de París, trato de informarme, de sentirme implicado y que esta implicación tenga una resonancia en mi vida. En esta ocasión para hacerme cargo de la situación he tratado de reducir mi atención a los informativos de la TV, he buscado en otros medios escritos, especialmente; he dialogado con algunas personas, he revisado mi comportamiento con las personas que me rodean, con lo diverso que hay en ellas y constato que tengo un camino que recorrer, que aún estoy distanciado de aceptar como riqueza las diversidades cercanas, lo cual me pone sobre aviso para reconocer, acoger lo diverso universal aunque, a veces, se presente con formas que desconciertan y hasta deformadas. Es un aviso para mi empeño en crecer como persona en relación, en una relación universal y fraterna.

2 Comments

  • Juan Hernández Cortés dice:

    No debemos quedarnos fuera de comentarios sólo por creer de que puedan pensar que somos religiosos o fanáticos; porque el pensar de los demás, aunque nos interesa, es más importante pararnos en el lugar del samaritano y hacer lo que nos corresponda aun en el comentar, porque debemos actuar como Cristo actuaría, sin miedo a tener que enjuiciar a quienes no están actuando recta y correctamente.

  • Charo dice:

    Me sumo a tus reflexiones, Nacho, y a todas esas preguntas, ante los muertos y los vivos, ante los políticos y dirigentes, y ante los lideres religiosos… y más que me hago, nada políticamente correctas. Llego al punto de que cada vez que sale la conversación en los grupos en que me muevo, solo me sale decir «esa realidad es tan compleja, que no me siento capaz de ponerle palabras». Y es que cualquier cosa que diga adolecerá de la visión desde la otra parte del prisma, así que mejor no opino y como mucho solo expreso mi desconcierto e impotencia por no comprender… lo cual me pasa mucho últimamente, así que tendré que hacérmelo ver…..o simplemente meterme en la maleta de ese niño de la foto.

    Enhorabuena, Nacho. Pero ten cuidado, pues corres el riesgo de convertirte en un líder religioso y yo en una fanática irremisible (porfa, poner aquí un emoticón de guiño)

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