Mis sensaciones fueron muy positivas, en primer lugar porque me encontraba a gusto, en confianza, en un grupo que me permitía sentir que podía abrirme, expresarme libremente.
Esa sensación, de acogimiento, respeto y confianza, ayuda ya de antemano a que todo fluya.
Me gustó mucho también, y en esta ocasión como novedad, la participación de distintos perfiles personales y de edad. Esa diversidad, en esta ocasión más si cabe, por la presencia de jóvenes, muy jóvenes, y sobre todo, de niños/as, correteando por allí, daban una frescura y una vida extraordinaria al grupo. Era realmente, como la vida misma, que nada la interrumpe y que incluso la participación de alguno de estos niños, fue tan rica, que los mayores podíamos aprender cosas nuevas de ellos. Y todo integrado en forma de Vida, con menos teorías, y más vida.
Y para terminar o para empezar, da igual, porque en la vida todo fluye siempre en modo no secuencial, la Espiritualidad, como eje transversal, como catalizador, como algo que lo impregna todo, proporcionando un estilo de vida.
Me gustó especialmente eso, salirnos del foco de la religión/religiosidad, para irnos al foco de la Espiritualidad.
Me acordé de un día en casa de Beli y Miguel Angel, que estaban junto con Ana, Cristóbal y Nacho, preparando uno de los Encuentros de la Rioja, y al llegar me preguntó Nacho mi opinión sobre algo en concreto, sobre la Iglesia y la religión, y yo muy chula (no me siento orgullosa de eso), le dije que sabía muy poco de religión, y que me identificaba más como persona espiritual que como persona religiosa. Pues el otro día me acordé de ello.
Efectivamente, es así, me siento un poquito así, pero también tengo que decir, que ojalá fuera más así aún. Nunca se es suficientemente espiritual (nos olvidaríamos de nuestra materia y supongo que eso solo ocurre al morir o al sentirnos próximos a ello). Ojalá viviéramos la vida con esa sensación de momentaneidad (y la presencia consciente, que ello requiere) y de eternidad a la vez.
Sentí que Estos Encuentros potencian esa necesidad de vivir hacia dentro (como dice mi querida Luisi, cabalgar hacia dentro) en la búsqueda de ese espacio de espiritualidad, de ese Dios que todos llevamos dentro. Para, a partir de ahí, llevarlo a nuestra cotidianidad.
Así que bendita la hora en que conocí a este grupo de personas tan especiales, que me hacen compartir mi necesidad vital de trascender, y hacerlo a través de esa espiritualidad.
Charo Paradas