El miércoles santo un compañero sacerdote quiso que viera “La Candelaria”, la zona sin duda más pobre, miserable y marginal del sur de Lima. Llegamos tras un subir y subir cuestas por un territorio de arena y piedras, sin la menor vegetación y con un sol de “justicia”, como se suele decir…. Nuestro punto de llegada era también el fin casitas de estera y adobe, ahí terminaban los moradores, después era tierra y polvo…, entre cabañas de estera, alguna con parte de obra y zonas cubiertas para la crianza de cerdos. Nos costó dos horas para llegar en motocarro, porque allí no llegan las “combis” (furgonetas, para nosotros)…
Por fin llegamos a la escuelita de unos cuarenta niños y niñas de 4 a 10 años… y como si nos estuvieran esperando, iba a iniciar la representación de la “Pasión del Señor”. Como podéis imaginas los personajes vestidos con sus trajes de papel y unidos improvisadamente con lo que habían podido y encontrado… Después de los saludos de acogida muy cálida.
Comienza la representación. El escenario era la calle y el graderío, donde estaban el resto de niños y donde nos ubicamos también nosotros, era la entrada de la “escuelita”… Aparecen en “escena” doce niños, con música de fondo y todo, se sientan delante de nosotros escenificando la última cena y Jesús, representado por uno de ellos, compartiendo una hogaza de pan de la que cada uno tomó un trozo. A continuación representan la traición de Judas…, luego aparece judas con dos con cierta apariencia de soldados que vienen a prender a Jesús. Hay un breve diálogo entre Jesús y Judas… Y en el mismo escenario (no había lugar para cambió) esto fue graciosísimo, pero muy significativo, presentan Jesús a Pilatos y Pilatos les remite a Herodes, que estaba un poco distante y éste a su vez, con pocas palabras les envía a Pilatos y esté pregunta a que tenía que soltar un ladrón y pregunta a los discípulos (aquí había una mezcla de personajes, cosa por lo demás normal. Pero hay que ver el detalle de como aparecen los dos poderes que condenaron a Jesús), si quería que soltará a Jesús o a Barrabas, y todos con un grito respondieron que a Barrabás…., Luego la crucifixión, el descenso de la cruz y luego se lo llevan a una supuesta cueva… Después de un breve espacio de tiempo regresa Jesús con un vestido blanco y es aclamado como resucitado… (Breve, pero hay que reconocer que las maestras (solamente entre las catorce había un nombre, significativo el hecho en aquel contexto) había captado y escenificado lo esencial del misterio pascual.
Mi compañero y yo nos entramos en un aula, donde la maestra con pocas palabras y en diálogo con los niños y niñas de 5 años trataba de conversar sobre lo que habían visto y cómo Jesús resucitado está vivo en nuestros corazones y, sacando un hogaza de pan tomamos todos los presentes un trozo cada uno, pues eso nos había dejado Jesús el amor de compartir… y termino invitando a los niños y niñas a un momento de silencio, terminando con el Padre nuestro… Hasta aquí la representación…
Mi compañero que había estado cuatro años allí, en aquella zona, como cura párroco y creador de la escuelita… Me empezó a contar las “pasiones” que viven la gente para sobrevivir, para ganar unos soles, para comer…, como las fuerzas del ejército los habían querido desalojarles de las tierras que ocupaban, pues casi todas las familias procedían de otras partes del Perú… en fin las “pasiones” que sufrían… Pero también había signos de vida y de esperanza, las maestras todas ellas muy jóvenes, les costaba llegar alguna hasta dos horas ida y dos de regreso… la colaboración de las ONGS que les ayudaba en alimentos, la colaboración de las madres para dar algo de comer… y, sobre todo, había mucha alegría y mucho afecto, esté más bien denunciaba la carencia que tenían los niños y niñas, nos agarraban y se pegaban a nosotros como lapas que no quisieran soltarnos…
Como no podía ser de otra manera, descendiendo mi compañero y yo, entre el polvo y el silencio lleno de conmoción interior…. Comentábamos, como los discípulos de Emaús, la “representación que eran nuestras celebraciones litúrgicas de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, cómo participaba la gente con devoción, pero al mismo tiempo reconocíamos que nos olvidábamos de las “pasiones” que sufre tanta gente y que les dejamos a su suerte. Recordábamos lo que alguien dijo: “lo que no se asume no se redime”, con otras palabras, si nos hacemos cargo de la injusta realidad, que tantas personas y familias sufren no será posible otro mundo más justo y fraterno…
Concretamente, hoy Jueves santo, vamos a afrontar en nuestro Grupo nuestra propia “pasión”… y me pregunto si seremos capaces de tener las actitudes de Jesús, si sabremos asumir nuestra propia realidad, o nos echaremos en cara acusaciones y culpas … O si sabremos ver el conflicto que sufrimos como una oportunidad de crecimiento al aceptarnos y reconocernos en la verdad y el amor… Y esta es una de tantas “pasiones” que sufrimos la gente. Incluso, a veces, entretenidos en nuestros pequeños conflictos o pasiones nos olvidamos de las “auténticas pasiones” que se viven cerca de nosotros, mucho más dramáticas, pues son de vida o de muerte…
Que las celebraciones de los misterios pascuales no nos oculten las “pasiones reales” que sufren y sufrimos, sino que las afrontemos con realismo y esperanza, así serán signo de que queremos actualizar en nosotros y entre nosotros con la presencia del Espíritu del Viviente, y contribuiremos a hacer un Mundo Mejor…
Leer este comentario me ha hecho recordar mis años de escuela. Gracias al autor.
Que escenarios tan distintos, mis escuelas estaban bien construidas, los materiales para el alumnado suficiente y de calidad excelente, mi público vestía bien y la distancia a sus casas… un agradable paseo en una ciudad con un clima envidiable.
He evocado imágenes de algunas celebraciones, un día del Señor, organizado por los niños y niñas de la clase, (5 años), compartimos un pan grande y cantamos «cumpleaños feliz».
Quizás hayan comportamientos similares en estas edades, aunque los lugares sean muy diferentes, pero ¡ay Dios mío! las pasiones son distintas.
A veces las típicas peleas infantiles, el llanto a la hora de salir si no veían pronto quien los recogían, el malestar, si el padre y la madre estaban separados, y preguntaban ¿seño a quien le toca hoy, a que casa me voy?. Estas eran sus preocupaciones en esta tierra mía.
Y ahora me pregunto: ¿cómo me desenvolvería yo en una situación como la escuelita de La Candelaria?, ni me lo imagino, ¿duraría allí poco tiempo?. Reconozco que mis vivencias educativas han transcurridos en otros ámbitos, valoro profundamente el trabajo de estas maestras jóvenes y el maestro, la forma de representar la Pasión y sobre todo la importancia que le dan a la Resurrección.
Esto me hace reflexionar, de nuevo, algo que siempre me he cuestionado ¿por qué hay tanto Cristo Crucificado en las iglesias y escasea el Resucitado?. Dura poco la alegría de la Resurrección de Jesús…poco más de los días que al terminar la Eucaristía nos dicen «Podéis ir en paz, aleluya, aleluya» y contestamos «Demos gracias a Dios aleluya, aleluya».
Una vez habiendo reflexionado sobre nuestros conflictos y pasiones,podemos recordar el comportamiento de Jesús en situaciones similares y animarnos a imitar sus actuaciones.
A mi se me ocurre, que una forma de seguir celebrando esta Pascua y prolongarla más tiempo, es compartir la alegría que tenemos dentro y buscar buenas noticias que transmitir cada día.