La predicación de la próxima llegada del Reino de Dios es el mensaje central de Jesús y, junto con la resurrección, la base y el objeto de la esperanza cristiana. Hoy en día, con la separación entre la Iglesia y el estado, podemos describir el Reino de Dios de la siguiente manera: Una sociedad que, por estar abierta a Dios, es libre y justa.
Para los cristianos, la esperanza del Reino de Dios incluye la fe en Cristo Salvador. En las obras de Jesús -como curar, alimentar a la multitud, luchar contra la opresión, defender a los indefensos, dar buenas noticias para los pobres-, tenemos el inicio y la anticipación del Reino de Dios futuro.
Mateo evita la mención directa de Dios por respeto. Se sirve de un reverente circunloquio, con la frase “el Reino de los cielos”, si bien no lo usa exclusivamente, porque escribe también cuatro veces “Reino de Dios” (12,28; 19,24; 21,31.43), como los otros sinópticos.
– Ese circunloquio es desafortunado, porque confunde a la gente con la idea de que el Reino está solo en el cielo y no ha de existir en la tierra. Pero Jesús vino a iniciar el Reino de Dios en la tierra. Y nos mandó a los cristianos proseguir esa obra y esa causa.
– Desgraciadamente muchos cristianos piensan que el Reino de Dios es solamente cosa de la vida futura; y consideran que ser buen cristiano consiste en salvar el alma y santificarse.
– Para Jesús, ser buen cristiano consiste en creer en Él y proseguir su causa.