En esta tarde tranquila del 31 de Diciembre, antes de partir hacia el encuentro con unos amigos para celebrar la “noche vieja”, me preguntaba ¿qué celebramos en Nochevieja, en Año nuevo, y sobre todo el momento mágico que los separa, esa medianoche distinta de todas las medianoches del año que acaba y del que empieza?
Hoy resulta difícil sustraerse, a pesar de la crisis económica, al ambiente de compras, de comidas, de regalos…, quizá sea la época del año que más tenemos que echar mano de la agenda para concretar cenas, visitas, encuentros, ir de compras…
He tratado de acercarme a una persona lejana a nuestra cultura occidental, un joven chino que conocí en Roma –las mujeres de la casa lo “bautizaron” poniéndole el nombre de “Pietro”-. Este año, desde Pekín, me ha felicitado la Navidad. Le pregunté, por correo electrónico, cómo vivió la Navidad que pasó en Roma hace dos años. Su respuesta ha sido concisa y clara: “Yo vi mucha fiesta, mucha alegría, mucha comida –he de decir que él comían poco-, muchas reuniones de amigos y familias…, todas las personas, sobre todo jóvenes, parecían muy alegres. Lo que más me sorprendió es que cuando terminaron las fiestas todo volvió a la normalidad, como si no hubiera pasado nada”. Continue Reading
Cuando se habla de “ejercicios”, en el ámbito de la Iglesia católica, todo el mundo entiende que se refiere a los “Ejercicios espirituales de San Ignacio”, que tanto han aportado a muchos hombres y mujeres y a la misma Iglesia. Estos se entienden como unas prácticas, es decir, como tarea personal y exclusiva del ejercitante. Continue Reading
Hace poco recibí una llamada de un amigo de la infancia, me dijo claro y directo, “mira queremos saber cuándo vas a estar en el pueblo, pues los que nacimos el mismo año queremos hacer una pequeña fiesta de cumpleaños”. Mi respuesta fue clara: el 27 de Noviembre. Y así ha sido. Quiero comunicar lo que con mis compañeras y compañeros esta mañana en la celebración he compartido. Continue Reading
Promovido por el Sector de Málaga de los Equipos de Nuestra Señora, hemos compartido un grupo de matrimonios, durante el fin de semana del 11 al 13 de Noviembre, sobre la condición relacional del ser humano.
Partimos de la experiencia de vida, que teníamos los participantes, de nuestra vida en relación, lo que nos llevó a reconocer que nuestra vida es una red de relaciones y que en consecuencia el “bien relacional” es algo que nos identifica.
El bien relacional es la experiencia de ser reconocido por otra persona y de reconocerla. Se trata de un bien que el individuo por sí solo no está en grado de “producir” y que necesita de las demás personas, entorno, naturaleza, Dios. Pero de este “bien relacional”, constatamos que, todavía, se valora poco, preocupados como estamos de procurarnos otros “bienes”, quizá más concretos, más visibles y, por esto, más tranquilizantes. La relación, en cambio, es algo inmaterial, indefinible y voluble. Sin embargo ésta, constituye la “dimensión” indispensable que permite a los seres humanos ponerse en relación, en contacto y “unirse” entre ellos de modo vital.
Después nos centramos en tomar conciencia de las diferentes relaciones que tenemos los seres humanos: con uno mismo, con las demás personas, con nuestro entorno y con los demás, tratando, a la vez, de ofrecer algunas pistas y habilidades que convendría ejercitarnos para poder desarrollar el “bien relacional”.
La evaluación final puso de relieve que se había logrado el objetivo de toma de conciencia del “bien relacional”, así como la necesidad de ejercitarse en las habilidades que nos permitan cuidarlo, acrecentarlo y desarrollarlo en los diferentes ámbitos de la vida.
La idea que más se oía al final era: ¡Qué se repitieran estas jornadas!




