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Cuarto domingo de Cuaresma 2014

By 29/03/2014Sin categoría

Preparación

Busca un lugar adecuado…

Por unos momentos sosiégate y haz silencio dentro de ti….

Recorre tu cuerpo y siente algunas partes del mismo…

Escucha en lo profundo de ti mismo/a  y acoge a quien está presente….

 

Evangelio: Juan 9, 1-41

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?» Jesús contestó: «Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.»

Dicho esto,] escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado.» Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?» Unos decían: «El mismo.» Otros decían: «No es él, pero se le parece.» Él respondía: «Soy yo.»

[Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?» Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.» Le preguntaron: «¿Dónde está él?» Contestó: «No sé.»]

Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.» Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?» Él contestó: «Que es un profeta.»

[Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?» Sus padres contestaron: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.» Sus padres respondieron así porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.»

Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.» Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo.» Le preguntan de nuevo: ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?» Les contestó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?» Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: «Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene.» Replicó él: «Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder.»]

Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús les dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.» Él dijo: «Creo, señor.» Y se postró ante él.

[Jesús añadió: «Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ve vean, y los que ven queden ciegos.» Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: «¿También nosotros estamos ciegos?» Jesús les contestó: «Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.»]

Guía por si te puede ayudar en la escucha:

 

El evangelista Juan, recurre una y otra vez en su evangelio a la imagen de la luz y las tinieblas. El encuentro y curación del ciego de nacimiento nos es la narración de un milagro más, sino parábola en acción de la confrontación entre la luz, que es Cristo, y las tinieblas que se resisten a dejarse fundir por ella. En el relato hay dos historias: la del ciego de nacimiento y, entrelazada con ella, la historia de otros ciegos por enfermedad, miedo, maldad u ofuscación.

Trata de situarte en ese escenario y contempla los diferentes personajes que lo habitan:

–  Contempla a Jesús: Ve una necesidad y toma la iniciativa de curarle contando con las mediaciones humanas: “Hizo barro… untó… vete a la piscina de Siloé”…. ¿Qué te dice la actitud y comportamiento de Jesús?….

– Pon la atención en los discípulos: Ante lo que ven tratan de explicar y justificar… ¿Qué te parece su reacción? ¿Te suele pasar a ti alguna vez?…

–  Sigue ahora al ciego: Reconoce su ceguera y hace lo que le dice Jesús. ¿Por qué crees que lo hace?… Tardó en llegar a la confesión de fe: primero sabe “que ese hombre se llama Jesús”; después “que es un profeta”; más tarde, “que es alguien que viene de Dios”; y finalmente, “Creo, Señor. Y se postró ante Él”… ¿Qué te sugiere este itinerario? ¿A qué te invita?…

–  Observa a los vecinos que veían pedir limosna al ciego, se fijan en las apariencias y quedan atados a la superficie de las cosas, sin captar la realidad profunda…. ¿Cómo voy de ceguera de superficialidad? ¿Veo a los demás desde mí o desde ellos…?

– Fija ahora tu mirada en los fariseos, no quieren ver y cierran sus ojos a la evidencia. Su corazón está bloqueado por prejuicios, ideologías, fanatismo e intereses… Y, yo ¿cómo ando de esta ceguera?…

–  Finalmente observa a los padres del ciego, se inhiben ante las complicaciones que traerá a su vida confesar públicamente sus convicciones… ¿Soy de los que ven, pero por miedo, por respeto… no manifiesto mi punto de vista, mi fe en el Dios de la vida…?

 

Puedes compartir lo que te sugiere el evangelio…

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