Hace tiempo que nuestra sociedad está viviendo inmersa en profundos cambios de todo tipo, es un signo de este momento. Dichos cambios afectan a todas las facetas de la vida. Estos cambios cada vez son más rápidos en su acontecer, ello nos fuerza a una adaptación más intensa, y más rápida. Estos períodos de fuerte cambio, que podemos denominar como períodos Axiales, son momentos históricos con gran cantidad de cambios, que suelen provocar en quienes los viven reacciones y vivencias especiales. Estas pueden ir desde ansiedad, reacciones defensivas de regresión a ideas y comportamientos propios de otras épocas anteriores, o a momentos en los que la persona se ha sentido más segura.
Lo expuesto anteriormente me lleva a pensar, que bastantes de los comportamientos que observamos en nosotros o en personas de nuestro alrededor, son justamente respuestas a esas situaciones de cambio. Me ocurre con frecuencia, que ante noticias de los medios de comunicación o simplemente porque en mis ratos de reflexión, se me vienen a la cabeza ideas o pensamientos al respecto que me desasosiegan e inquietan. En estos casos he descubierto, que me sirve, revisar que en otros momentos históricos se han vivido momentos de intensos cambios, cambios que con el paso del tiempo las sociedades han resuelto. Por otra parte lo que más me ayuda es, situarme en modo meditación, dejar que mi mente se vaya serenando y confiarme profundamente a la acción de Dios en mí.
En el encuentro celebrado en agosto en San Asensio, donde hemos vivido una experiencia muy enriquecedora con el 1 er Itinerario de las nuevas Ejercitaciones. Llevamos a cabo un intenso trabajo de tres días sobre ¨Cultivar la Interioridad¨, luego dedicamos dos días sobre los ¨Signos de los Tiempos¨, el trabajo se llevó a cabo en dos grupos cada uno con una temática diferente pero ambos en la línea de lo que nos dice personalmente el momento actual. Un grupo vivió sobre ¨Los jóvenes y la religión¨, el otro grupo lo hizo sobre ¨Vivir en un mundo de dualidades enfrentadas¨, todo ello trabajado no desde la teoría, ni la especulación social, sino desde la propia experiencia, y de cómo ésta nos afecta a cada uno en nuestra cotidianeidad. Podemos observar que ambos contenidos se ajustan bastante al momento actual y a lo señalado en los primeros párrafos. Yo participé con el grupo de ¨Vivir en un mundo de dualidades enfrentadas¨. Actuar, junto con otras personas, como animador del mismo, ha sido una experiencia muy positiva. Aunque en el momento de la preparación previa del tema me sentí un poco agobiado, ello me llevó a plantearme que una forma de aclararme y de centrarme en el tema podía consistir, en hacerme mi propia narración sobre cómo estas situaciones duales estaban influyendo en mi vida. Llevar a cabo mi narración me ayudó mucho.
En la primera parte del encuentro, al trabajar con el resto de los participantes el camino hacia la ¨Interioridad¨, fuimos descubriendo, compartiendo y al mismo tiempo intentando asimilar que este proceso de búsqueda interior, no es un mero intimismo en el que pretendemos situarnos como el ¨OMBLIGO¨ de mi existencia, sino el trabajo en un camino que me va permitiendo conocerme mejor, hacerme consciente de mi situación cotidiana e irme dotando de herramientas y pautas para desarrollar mi propia espiritualidad, al tiempo que permitirme profundizar y mejorar mis relaciones con los cercanos, con los otros y con lo trascendente. Este trabajo de tres días nos fue gratificante, enriquecedor y el compartir con los demás, constituyó un paso más en ese proceso de crecimiento espiritual y personal. Cabe decir que no todo fueron ¨rosas¨, dado que este es un proceso dificultoso, al que nos cuesta adaptarnos, y que tiene puntos de avance y retroceso. Quiero reconocer que personalmente tengo mis dificultades y momentos como de retroceso y vuelta a la manera de vivir y entender que ya creía abandonada. Por otra parte podemos observar que en algunas de las intervenciones que se comparten, seguimos argumentando, moralizando y tratando más que de situarnos en nuestra vivencia, en lo que ¨debería ser¨, lo que es mejor, ¨o en algunos casos un discurso desde el intelecto sobre lo que tenemos aprendido y asumido, y no desde lo que vivo¨, a veces parece estar escuchando más un sermón que la narración de una experiencia.
Ahora me gustaría compartir algunas líneas sobre la experiencia de la segunda parte de encuentro con el trabajo de los temas más específicos de los Signos de este tiempo. Ya comenté que yo participé como animador en el grupo que trató ¨Vivir en un mundo de dualidades enfrentadas¨, el trabajo en el grupo resultó más fácil de lo que esperaba, la mayoría de los participantes se acomodaron bastante a las instrucciones de narrar por escrito su experiencia personal en respuesta a las cuestiones planteadas. Las puestas en común (muy sustanciosas todas ellas, con un importante contenido vital y experiencial), resultaron ágiles, respetuosas y bien acogidas, en algunos casos un poco extensas, al tiempo que con ciertas connotaciones moralizantes. Quizás el hecho de pedir que se pusiera por escrito y se tratara de leer la narración escrita, hizo que los debates fueran menos vivos que en otras ocasiones, pero sí fueron más profundos, desde la persona y menos desde el intelecto. En resumen, creo, que he vivido este itinerario con bastante profundidad, al tiempo que me ha permitido ejercitarme no sólo en mi contenido espiritual, sino también en la capacidad para animar este tipo de experiencias.
Quiero terminar señalando que esta manera de acercarnos al descubrimiento de los ¨Signos de los Tiempos¨ es una forma adecuada para situarnos en nuestro mundo de hoy, ver cómo nos afectan a nuestra vida cotidiana, y plantearnos cómo responder desde un estilo cristiano (como lo haría Jesús), a los retos que se nos plantean en el momento actual.
Cristóbal Pino
P.D. Desde estas líneas queremos aprovechar, para invitar a quienes participaron en este encuentro abierto para que escriban, bien como comentarios a los artículos aparecidos, o como artículos propios, en los podamos compartir las experiencias vividas. Ello nos enriquecerá a todos.
Querido Cristóbal, gracias por tu narración que refleja tu experiencia en el encuentro de este año. Me gustaría destacar en ella, unas palabras que especialmente me han » llegado» en este momento concreto:
» Por otra parte lo que más me ayuda es, situarme en modo meditación, dejar que mi mente se vaya serenando y confiarme profundamente a la acción de Dios en mí»
Un fuerte abrazo
Gracias Cristóbal, por compartir tu experiencia, me ha llegado muchísimo, a pesar de no haber participado este año, es muy bueno, y por lo que me han contado algunos y tu experiencia, pienso ha sido muy enriquecedor. Gracias.
Para explicar mi experiencia en el Encuentro de la Rioja de este verano, debo empezar diciendo que la predisposición era muy diferente a la del año pasado -cuando estaba viviendo un momento de gran sufrimiento y desesperación-.
Si en el 2017 encontré a personas que me hicieron experimentar el respeto y la misericordia de Dios desde su escucha y cuidado, y supuso un momento de inflexión en mi forma de vivirme, relacionarme y vivir la fe, este verano llegaba en un momento de consolación maravilloso.
A lo largo del año he ido profundizando en la interiorización desde distintas vertientes: reconocimiento de emociones, meditación, mindfulness, yoga, oración, contemplación, paseos atencionales…pero también desde el ejercicio, la lectura, la escucha de música, el encuentro con l@s herman@s, el disfrute de la naturaleza, el baile…y los últimos meses han sido casi una acción de gracias continua, porque los frutos del Espíritu se han hecho muy patentes en mi vida a raíz de dejarme guiar por Él.
Así, aunque en principio pensé en no ir a La Rioja, dándome todo tipo de explicaciones para no hacerlo, descubrí que era mi orgullo herido el que se resistía a ir debido a «la supuesta imagen que hubiera podido quedar de esa chica tan triste del año anterior». Al descubrir mi trampa, no tardé ni un minuto en decidir que debía ir, porque tenía en mis manos la posibilidad de volver y vivirlo de otra manera: sin dejar huellas incómodas ni asuntos pendientes.
Fue todo un regalo saber que «la interiorización» era el tema central de este Encuentro. Como véis, solo para decidir ir, ya la estaba poniéndo en práctica!! Además, es un lujo contar con Nacho como «maestro de ceremonias»; es uno de esos profetas de nuestro tiempo que tenemos bien cerquita y es bien cercano.
Allí encontré caras amables, sonrisas limpias, alegría sincera de quienes se alegraban conmigo por el cambio producido en mi estado de ánimo, respeto…bueno! supongo que lo que cabría esperar de un Encuentro tan prometedor como este «Por un mundo mejor».
El objetivo: ejercitarnos individual y colectivamente hacia el Señor, no solo para conocerlo, sino para escucharnos, conocernos a nosotr@s mism@s, cuidarnos y aprender a amar como Él. Cada un@ desde nuestra individualidad, desde nuestras vidas concretas…sin teorías ni abstracciones, sino desde el: siento, deseo, espero…aprendiendo a reconocernos -sin juzgarnos ni condenarnos-, para comprender y para acoger la misericordia de Dios.
Porque creo que es desde esa experiencia concreta y personal con el Amor, desde donde podemos descubrir el sueño que Dios tiene para cada una de nuestras vidas -que es nuestro propio sueño de alegría, justicia y paz-, y enriquecernos en la conviviencia con los demás sin armas ni armaduras.
Me pareció especialmente interesante el ejercicio de reconocimiento de emociones para comprender que no son buenas ni malas sino que, simplemente, pudiendo parecernos más o menos inoportunas, unicamente nos informan de nuestra realidad. Ahí hay deberes para rato!! Pero qué importante el verlo desde ese punto de vista para evitarnos sentimientos de culpabilidad, ausencia de misericordia y pérdida de tiempo y energía, que no llevan a ninguna parte!!
En la Parte II del Itinerario, me decanté por el tema «Jóvenes y religión».
Qué bueno que allí nos encontrásemos personas de diferentes generaciones dispuestas a reflexionar y comprender esta realidad, para enriquecernos mutuamente. Gran idea la de partir de la confrontación con nuestra propia juventud para comprender desde dónde partimos cada cual!
Valorar la importancia de escuchar, de atender, de respetar, de reconocer dificultades sin entrar en cerrazones y negativismo aislante, pero también estar en disposición de reconocer posibilidades que indican que el ansia de justicia, de encontrar personas con calidad humana, de misericordia, de alegría, de compartir, de querer un mundo mejor…es general y no atiende a edades. Lo que nos une humanamente, nos une por cuestiones vitales que trascienden la edad, sexo, raza, religión…vivir como Jesús es atrayente, entrañable y da sentido a la vida.
Querida Ana:
Una vez más tus palabras me llegan impregnadas de Autenticidad , Fe profunda y Humanidad . Gracias por compartir vida desde la vida en todas sus dimensiones, es todo un regalo. Un fuerte abrazo