Hoy resulta difícil sustraerse, a pesar de la crisis económica, al ambiente de compras, de comidas, de regalos…, quizá sea la época del año que más tenemos que echar mano de la agenda para concretar cenas, visitas, encuentros, ir de compras…
He tratado de acercarme a una persona lejana a nuestra cultura occidental, un joven chino que conocí en Roma –las mujeres de la casa lo “bautizaron” poniéndole el nombre de “Pietro”-. Este año, desde Pekín, me ha felicitado la Navidad. Le pregunté, por correo electrónico, cómo vivió la Navidad que pasó en Roma hace dos años. Su respuesta ha sido concisa y clara: “Yo vi mucha fiesta, mucha alegría, mucha comida –he de decir que él comían poco-, muchas reuniones de amigos y familias…, todas las personas, sobre todo jóvenes, parecían muy alegres. Lo que más me sorprendió es que cuando terminaron las fiestas todo volvió a la normalidad, como si no hubiera pasado nada”. Continue Reading