Era el primer domingo de diciembre y compartía una comida familiar, como es costumbre cuando estoy por estos lares, pero esta vez se respiraba un aire navideño. A la hora del café la conversación derivó hacia los regalos de la navidad, así lo anunciaba el turrón que trajo mi sobrina. Pero esta vez, por aquello de que estamos en una época de reducción, no solamente el gobierno nos lo impone, sino que lo estamos experimentando todos en nuestra familia, desde los jubilados, hasta los funcionarios, el empleado y el único empresario, la propuesta de mi sobrino de que “en tiempo de restricción nada de regalos”, ni siquiera de los que llamamos de “provecho”, se aprobó por unanimidad.
Y pensar que hace años que yo me declaré en huelga de regalar “nada de nada” en navidad y ahora la crisis ha logrado que estemos todos de acuerdo, sin duda ha ayudado el hecho de que los hijos e hijas de mis sobrinos van siendo adolescentes y jóvenes. Read More